Sábado 11 de enero de 2025

El Papa inaugura las audiencias jubilares: ¡'Es hora de recomenzar'!

  • 11 de enero, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco quiere que el Año Santo impulse una nueva relación con la naturaleza "maltratada y herida".
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El Papa Francisco inició hoy un ciclo de audiencias especiales, con motivo del Jubileo 2025, pidiendo que el Año Santo sea un tiempo de nuevas relaciones entre las personas y con la naturaleza, en una invitación a "recomenzar".

"El Jubileo, en efecto, es un nuevo comienzo, la posibilidad para cada uno de empezar de nuevo desde Dios. Con el Jubileo comenzamos una nueva vida, una nueva etapa", afirmó.

Francisco destacó que estas audiencias quieren ser un momento para "acoger y abrazar" a los peregrinos del Año Santo.

Estos encuentros jubilares -que siguen la dinámica de las audiencias generales de cada miércoles- tendrán lugar cada dos semanas y en el programa de cada gran acontecimiento de este año, centrándose en el tema de la esperanza.

Esperar es empezar de nuevo
Francisco enmarcó el Jubileo como un momento de gracia, una invitación a "comenzar de nuevo". Estas palabras resonaron a lo largo de su catequesis, sirviendo como un llamado a la acción y un recordatorio de la esencia del Jubileo: la oportunidad para que todos comiencen de nuevo desde Dios, nuestra fuente última de esperanza.


Dirigiéndose a casi 8.000 personas en el Aula Pablo VI, el Papa centró su reflexión en Juan Bautista, a quien definió como un "gran profeta de esperanza".

Destacando el papel fundamental de Juan en la historia bíblica, Francisco se refirió a la alabanza que Jesús le hizo como "el más grande entre los nacidos de mujer".

La misión de Juan, marcada por su llamada al arrepentimiento y a la renovación simbolizada en el cruce del río Jordán, refleja la peregrinación de los cristianos que cruzan la Puerta Santa durante el Jubileo. Este acto, explicó el pontífice, representa un nuevo comienzo, un profundo reinicio espiritual.

La esperanza como don de Dios
La esperanza, explicó el Papa, no es sólo "un hábito o un rasgo del carácter", sino una "fuerza ("virtus" en latín) que hay que pedir", un don divino que impulsa a los cristianos "a recomenzar el camino de la vida".

Como nos dice el Evangelio de Lucas, se trata de reconocer nuestra pequeñez humana ante la grandeza de Dios. "No depende de nosotros, sino del Reino de Dios", donde también los "pequeños" se hacen grandes, afirmó el Papa.

"Acoger el Reino de Dios nos lleva a un nuevo orden de grandeza. Nuestro mundo, ¡todos lo necesitamos!"


El Papa  también abordó las dificultades de la fe, aludiendo a los momentos de duda que vivió el propio Juan Bautista durante su encarcelamiento. Estas dudas, señaló el Papa, resuenan con los desafíos que enfrentan hoy los cristianos en un mundo donde "muchos Herodes" todavía "se oponen al Reino de Dios".

Llamado a la fraternidad y a la responsabilidad por la casa común 
Sin embargo, subrayó, el Evangelio ofrece un antídoto a esta desesperación a través de sus enseñanzas transformadoras, particularmente las Bienaventuranzas, que trazan un nuevo camino de esperanza.

El Papa Francisco concluyó con un llamado a abrazar la esperanza y la renovación a través del servicio y la fraternidad, particularmente hacia los últimos, y a través de la responsabilidad por nuestra "casa común", la Tierra "tan maltratada y herida".

Ésta, concluyó, es la esencia del Jubileo: un nuevo comienzo basado en Dios y en un compromiso de amor y servicio.

Y volvamos a partir de esta originalidad de Dios, que brilló en Jesús y que ahora nos compromete a servir, a amar fraternalmente, a reconocernos pequeños. Y a ver a los últimos, a escucharlos y a ser su voz. ¡Aquí está el nuevo comienzo, nuestro Jubileo!


"Esto es lo que nuestro mundo, todos nosotros, necesita", sostuvo.

Entonces nos preguntamos: ¿tengo un verdadero deseo de empezar de nuevo? Reflexionad sobre cada uno de vosotros: ¿quiero empezar de nuevo dentro de mí? ¿Tengo deseo de aprender de Jesús, quien es verdaderamente grande? El más pequeño, en el Reino de Dios, es grande".

En el saludo final, Francisco invitó a orar "por los países en guerra, para que llegue la paz". "Nunca olvidemos que la guerra es siempre una derrota", reiteró.+