Jueves 28 de marzo de 2024

El Papa en Grecia: cuna de una civilización abierta a Dios y al hombre

  • 4 de diciembre, 2021
  • Atenas (Grecia) (AICA)
Dirigiéndose a las autoridades griegas, en el primer discurso tras su llegada a Atenas, el Papa invitó a no ceder a las seducciones del autoritarismo y a la indiferencia individualista.
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“Vengo como peregrino a estos lugares que sobreabundan de espiritualidad, cultura y civilización”, dijo esta mañana el papa Francisco en su primer discurso tras su llegada a Atenas dirigido a las autoridades políticas y religiosas, al Cuerpo Diplomático, empresarios y representantes de la sociedad civil y de la cultura en el Palacio Presidencial de Atenas.

Veinte años después de la visita de Juan Pablo II y en el bicentenario de la independencia, Francisco llega a Grecia e invita al país -definido por el pontífice como “la memoria de Europa”- a mantener sus fuertes raíces. 

En un discurso amplio y denso que va desde la memoria de la política, sabiduría, cultural y espiritual que encontró aquí su cuna, a los desafíos que conciernen a la protección de la casa común y la pandemia.

"Sin Atenas y sin Grecia, Europa y el mundo no serían lo que son. Serían menos sabios y menos felices", recordó el Papa citando a San Gregorio de Nazianzo y destacó “desde el Monte Olimpo a la Acrópolis y al Monte Athos. Grecia invita al hombre de todos los tiempos a orientar el viaje de la vida hacia lo alto: hacia Dios, porque necesitamos de la trascendencia para ser verdaderamente humanos”.

Los pilares de un humanismo renovado
“Desde esta ciudad, desde esta cuna de la civilización se elevó -y que siga elevándose siempre- un mensaje orientado hacia lo alto y hacia el otro; que a las seducciones del autoritarismo responda con la democracia; que a la indiferencia individualista oponga el cuidado del otro, del pobre y de la creación, pilares esenciales para un humanismo renovado, que es lo que necesitan nuestros tiempos y nuestra Europa”, indicó el Papa.

Luego, el Santo Padre recordó que en Grecia nació la democracia, que allí “el hombre tomó conciencia de ser ‘un animal político y, como parte de una comunidad, vio en los otros no sólo sujetos, sino ciudadanos con los que organizar juntos la polis” y añadió que “la política es algo bueno y así debe ser en la práctica, en cuanto responsabilidad suprema del ciudadano, en cuanto arte del bien común”.

Del partidismo a la participación
Sin embargo, el Papa lamentó “con preocupación cómo hoy, no sólo en el continente europeo, se registra un retroceso de la democracia. Ésta requiere la participación y la implicación de todos y por tanto exige esfuerzo y paciencia; la democracia es compleja, mientras el autoritarismo es expeditivo y las promesas fáciles propuestas por los populismos se muestran atrayentes”.

Por ello, el Santo Padre alentó a “pasar del partidismo a la participación; del mero compromiso por sostener la propia facción a implicarse activamente por la promoción de todos”.

“Del partidismo a la participación. Es la motivación que nos debe impulsar en varios frentes: pienso en el clima, en la pandemia, en el mercado común y sobre todo en las pobrezas extendidas”, describió el Papa.

Asimismo, el Santo Padre eligió el árbol del olivo como símbolo para exhortar a la protección de la creación y a promover la solidaridad.

“Que los compromisos asumidos en la lucha contra el cambio climático se compartan cada vez más y no sean de fachada, sino que se lleven adelante con seriedad”, advirtió el Papa.

Al referirse a la solidaridad y acogida en este país, el Santo Padre reconoció que algunas islas griegas han recibido “un número mayor de hermanos y hermanas migrantes que el de los mismos habitantes, aumentando de ese modo los problemas, que todavía se ven afectados por las dificultades que trajo consigo la crisis económica”.

En este sentido, el Papa indicó que “la Comunidad europea, desgarrada por egoísmos nacionalistas, más que ser un tren de solidaridad, algunas veces se muestra bloqueada y sin coordinación”.

“Quisiera exhortar nuevamente a una visión de conjunto, comunitaria, ante la cuestión migratoria, y animar a que se dirija la atención a los más necesitados para que, según las posibilidades de cada país, sean acogidos, protegidos, promovidos e integrados en el pleno respeto de sus derechos humanos y de su dignidad”, subrayó el Papa.

Además, el Santo Padre se refirió a “la gran adversidad” provocada por el Covid-19 e invitó a transformar “en audaz oportunidad lo que sólo parece una desgraciada adversidad” ya que la pandemia “ha hecho que nos redescubramos frágiles y necesitados de los demás” y “en medio de tanto esfuerzo se ha abierto camino un notable sentido de solidaridad, al que la Iglesia católica local es dichosa de poder seguir contribuyendo, con la convicción de que esto constituya una herencia que no debe perderse con el lento aplacarse de la tempestad”.

De este modo, el Papa Francisco agradeció “por el reconocimiento público de la comunidad católica” y reiteró la voluntad de la Iglesia Católica para promover el “bien común de la sociedad griega, orientando en ese sentido la universalidad que la caracteriza, con el deseo de que en términos prácticos siempre se garanticen las condiciones necesarias para desempeñar bien su servicio”.

Al finalizar el encuentro, se llevó a cabo el tradicional intercambio de regalos y el Santo Padre firmó el libro de honor con el mensaje: “Dios bendiga a Grecia, la memoria de Europa”.+

» Texto completo del discurso del Santo Padre