Jueves 28 de marzo de 2024

El Papa celebrará con los jesuitas el bicentenario de su restauración

  • 25 de septiembre, 2014
  • Roma (Italia) (AICA)
El próximo sábado 27 de septiembre, a las 17, el Santo Padre llegará a la Iglesia del Jesús para celebrar las Vísperas en ocasión del bicentenario de la reconstitución de la Compañía de Jesús. Es la cuarta vez que el papa Francisco visita la Iglesia madre de los padres jesuitas en Roma. La orden fue fundada en 1500 por Ignacio de Loyola y había sido suspendida por el papa Clemente XIV el 21 de julio de 1773. el 8 de agosto de 1814, el papa Pío VII la reconstituyó con la bula "Sollicitudo omnium ecclesiarum".
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El próximo sábado 27 de septiembre, a las 17, el Santo Padre llegará a la Iglesia del Jesús para celebrar las Vísperas en ocasión del bicentenario de la reconstitución de la Compañía de Jesús.

La orden fue fundada en 1500 por Ignacio de Loyola y había sido suspendida por el papa Clemente XIV el 21 de julio de 1773; el 8 de agosto de 1814, el papa Pío VII la reconstituyó con la bula "Sollicitudo omnium ecclesiarum".

Es la cuarta vez que el papa Francisco visita la Iglesia madre de los padres jesuitas en Roma:

El 31 de julio de 2013, fiesta de San Ignacio, celebró allí una misa (el 31 de julio de este año, en cambio, visitó la Curia generalicia de los jesuitas, cerca del Vaticano); el 9 de septiembre de este año visitó el centro Astalli que está al lado de la Iglesia del Jesús y se detuvo en la tumba del histórico general de los jesuitas Pedro Arrupe, que se encuentra dentro de la Iglesia; el pasado 3 de enero celebró otra misa de agradecimiento por la canonización del santo jesuita Pedro Fabro.


De la expulsión a la restauración de la Compañía de Jesús

Durante la segunda mitad del siglo XVIII los jesuitas de varios países europeos son acosados en su vida y trabajo, hasta el punto de ser expulsados de sus tierras. Entre otros sitios, de Portugal en 1759, de Francia en 1764 y de España en 1767.

¿Motivos? Aunque no se aducen causas formales, en España el rey Carlos III justifica esta medida para tener paz en sus territorios. Se les critica y acusa de obedecer a una autoridad extranjera ?Roma?. O de defender ciertas doctrinas morales y pastorales que afectan al comportamiento de los ciudadanos y a la política, de instigar al pueblo contra los reyes, de oponerse al Tratado de Límites, de fundar estados independientes en América ?como las Reducciones del Paraguay?, de enriquecerse con el comercio de las Indias o de ostentar demasiado poder y prepotencia gracias a sus colegios y otros medios de influencia social y política. Pero, aun así, ellos no llegan a prever las consecuencias de estas amenazas que estaban en el ambiente antes de ser desterrados. "El caso es que, al ser suprimidos en España, y expulsados de ella, pierden todos sus bienes.

Cada uno pasa a recibir una mínima pensión del Estado. Desde varios puertos de España y de América, embarcan hacia el Mediterráneo en las que serán durante un año y medio sus "residencias flotantes"..., porque, con frecuencia, a sus naves se les impedía tomar tierra, dados los conflictos políticos entre los países e incluso con el mismo papado y los Estados Pontificios. No todos los jesuitas sobreviven a la travesía.

Uno de los más activos será considerado santo más tarde por la Iglesia: José Pignatelli (Zaragoza, 1737 ? Roma, 1811). Fue un gran consuelo y ayuda para los demás, asumiendo muchas responsabilidades y decisiones del viaje, exilio, supervivencia y preparación de la restauración definitiva. Apoyó en lo que pudo el estudio, la formación y la dedicación a la investigación y a la cultura de sus compañeros.

Más duro todavía para la Compañía de Jesús fue ser suprimida en 1773 por el papa Clemente XIV, cediendo a las presiones de las potencias católicas y de algunos obispos. Hasta ese año, en el mundo había unos 23.000 jesuitas, dirigiendo unos 700 colegios. Pero la Compañía no desapareció del todo. En una parte de la Europa oriental, paradójicamente, dos gobernantes no católicos, Federico II de Prusia y la zarina Catalina II de Rusia, se negaron a prescindir de la formación que los jesuitas impartían en sus tierras. Pudieron seguir trabajando durante varios años con total libertad. Incluso otros jesuitas llegan hasta allá desde lugares donde habían sido suprimidos. En 1800 eran 214!

Pasarán más de 40 años hasta que el papa Pío VII restaure la Compañía el 7 de agosto de 1814. Entonces quedaban 150 jesuitas en Roma y unos 600 en el resto del mundo. Este acontecimiento supone su vuelta, reaparición, resurgimiento, renacimiento, resurrección... En 1820 ya serán unos 1.300 jesuitas en todo el mundo (de ellos, unos 480 estudiantes), y 400 en España. En nuestro país, muchas ciudades reclaman su vuelta, deseosas de que contribuyan, por ejemplo, a mejorar la enseñanza. Lo harán definitivamente 120 jesuitas a partir del 29 de mayo de 1815 con el rey Fernando VII, quien critica entonces las "calumnias, ridiculeces y chismes para desacreditar a la Compañía de Jesús, disolverla y perseguir a sus inocentes individuos".

A los pocos meses, también en América y Filipinas. Poco a poco se incorporan muchos antiguos miembros residentes en España, y vuelven aquí otros entrados en Italia. Los jesuitas se lanzan a confesar, predicar, dar alguna misión, ofrecer tandas de Ejercicios, refundar congregaciones y grupos, enseñar el catecismo, atender a los presos, consolar a los enfermos o a los afectados por epidemias como el cólera. Se ocupan de las élites, pero también de la gran clase obrera, inaugurando el "catolicismo social".

Sin embargo, tanto en España como en otros países, dependiendo del gobierno de la nación y de fuertes tensiones políticas, la Compañía sería de nuevo varias veces más suprimida a lo largo de los siglos XIX y XX.+