El llamado de Dios es invitación para cumplir una misión
- 15 de febrero, 2013
- Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
Al referirse al tema de la vocación, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, recordó que Dios llama para "cumplir una misión: ser sacerdote para seguirlo más de cerca, para consagrarse, pero sobre todo ¿para qué?, para liberar al hombre de tantas fuerzas negativas y opuestas a Dios; liberarlo de tanta esclavitud, liberarlo del pecado, del egoísmo, del individualismo ¡y de tantas otras cosas!". "Dios sigue llamando. Y llama a los jóvenes. Y nos llama a los adultos, a los grandes nos llama para que, escuchando su voz, le podamos responder; porque quien escucha bien, va a responder bien. Entre la llamada de Dios y el cumplimiento de la misión, hay un espacio que es la libre respuesta personal. Dios no invade, Dios llama, invita, pero también nos pide una respuesta", destacó.
"¡Atención que no digo ?éxitos?, ?dineros?, ?fortunas?, ?placeres?, porque esas cosas son indistintas y superficiales! Estoy hablando de los valores más profundos que un ser humano puede anhelar", precisó en su reflexión semanal por radio.
Al referirse al tema de la vocación, el prelado señaló que "Dios los llama para una misión y les dice ?ahora serán pescadores de hombres?, no de peces sino de hombres. Pero ¿qué significa pescar? En aquella época, el mar era un lugar de obstáculos, de dificultades, que eran fuerzas opuestas a Dios; entonces sacar del mar era liberarlos".
"¿Para qué los llama? Para cumplir una misión: ser sacerdote para seguirlo más de cerca, para consagrarse, pero sobre todo ¿para qué?, para liberar al hombre de tantas fuerzas negativas y opuestas a Dios; liberarlo de tanta esclavitud, liberarlo del pecado, del egoísmo, del individualismo ¡y de tantas otras cosas!", puntualizó.
Monseñor Frassia subrayó que "Dios sigue llamando. Y llama a los jóvenes. Y nos llama a los adultos, a los grandes nos llama para que, escuchando su voz, le podamos responder; porque quien escucha bien, va a responder bien. Entre la llamada de Dios y el cumplimiento de la misión, hay un espacio que es la libre respuesta personal. Dios no invade, Dios llama, invita, pero también nos pide una respuesta".
"Que también nosotros confiemos en la fuerza de aquél que tiene el llamado, y que confiemos que con su gracia y con su fuerza le vamos a responder. ¡En tu Nombre, Señor, echamos las redes y la pesca fue muy abundante! Queridos jóvenes, no tengan miedo al llamado de Dios pues, si confían en Él, podrán responder con abundancia".+
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