Dos nuevos diáconos para Catamarca

La Iglesia en Catamarca contará desde esta noche con dos nuevos diáconos, luego de que el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, les imponga las manos a Facundo Ariel Brizuela y Eduardo Navarro, en una celebración eucarística que tendrá lugar en el altar mayor de la catedral basílica de Nuestra Señora del Valle, a las 20. Los jóvenes seminaristas Brizuela y Navarro son vocaciones surgidas en las parroquias Santa Rosa de Lima, de la ciudad capital, y San Juan Bautista, de Tinogasta, respectivamente.

La Iglesia en Catamarca contará desde esta noche con dos nuevos diáconos, luego de que el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, les imponga las manos a Facundo Ariel Brizuela y Eduardo Navarro, en una celebración eucarística que tendrá lugar en el altar mayor de la catedral basílica de Nuestra Señora del Valle, a las 20.
Los jóvenes seminaristas Brizuela y Navarro son vocaciones surgidas en las parroquias Santa Rosa de Lima, de la ciudad capital, y San Juan Bautista, de Tinogasta, respectivamente.

Semblanza de los aspirantes al diaconado
Facundo Ariel Brizuela nació el 14 de mayo de 1986 en San Fernando del Valle de Catamarca, y tiene cuatro hermanos. Estudió en las escuelas Rivadavia, Elvira Grellet de Caro y N° 198, del barrio Huayra Punco, y cursó el Polimodal en el Colegio Nuestra Señora del Valle. En esta última etapa, se relacionó fuertemente con los integrantes del Seminario Menor y su rector, el presbítero Reinaldo Oviedo, con quien comenzó un proceso de discernimiento, aunque luego desistió.

Al momento de elegir una carrera universitaria, sintió nuevamente el llamado, y luego de realizar un retiro con el movimiento Palestra, decidió "seguir al Señor de manera rotunda".

Eduardo Navarro nació el 24 de noviembre de 1981 en el departamento de Tinogasta. Es el menor de cinco hermanos. Cursó los estudios primarios en la escuela Adolfo Carranza y los secundarios en la escuela Gral. José de San Martín.

En 2001 comenzó el discernimiento con el presbítero Domingo Martín Chaves, e ingresó al Seminario Mayor de Tucumán. En 2008 interrumpió su formación y regresó a Tinogasta, su ciudad natal, y en 2010 se reincorporó nuevamente, luego de realizar una experiencia en la parroquia San Isidro, de Valle Viejo, acompañado por el presbítero Juan Néstor Olmos. Estas experiencias, junto a la muerte de su padre, lo marcaron y lo ayudaron "a crecer como persona, como creyente y como un llamado a seguir más de cerca al Buen Pastor".+