Viernes 22 de noviembre de 2024

De MercadoLibre a Cáritas: Cuando la vocación llama

  • 7 de abril, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
El director ejecutivo de Cáritas, Nicolás Meyer, habló con AICA sobre su pasado como gerente en MercadoLibre, su vocación de servicio, la figura de Francisco y la gran deuda de los argentinos.
Doná a AICA.org

En plena pandemia y trabajando como gerente de Sustentabilidad para MercadoLibre, Nicolás Meyer empezó a sentir que el puesto le quedaba chico a su vocación, y dejando su cargo en una de las empresas de mayor éxito en la Argentina, se sumó a la “trinchera” de Cáritas para combatir el hambre y la necesidad de quienes más sufren.

Puede resultar llamativo que un gerente de una gran empresa elija cambiar su rumbo y se incorpore a una organización como Cáritas. Sin embargo, reconoce Nicolás Meyer, este nuevo cargo se ajusta más a su vocación.

Si bien ingresó como Director Ejecutivo en noviembre de 2020, su vínculo con Cáritas es anterior, principalmente con el área de Economía Social y Solidaria. Y su historia en la Iglesia es aún más temprana: “Misioné desde muy chico, mi experiencia más fuerte fueron esos años de misión, que fueron como siete años. Después hice una experiencia de voluntariado en un barrio popular, en Los Polvorines, viví un año en una villa. Entré al seminario tres años, y en la Iglesia seguí más con acciones específicas en la diócesis, acompañando a preparar la Asamblea Diocesana de San Isidro, estuve en el Consejo de Asuntos Económicos, y acompañando diferentes temas”.

“Pero en mi organización, en la que trabajé siete años, que era Nuestras Huellas, una organización que empezó con microfinanzas, después migró a finanzas solidarias, y terminamos mucho más en economía social y solidaria, compartíamos una red con Cáritas. Gestionamos  juntos el proyecto de una red nacional de economía social y solidaria en 2009, donde éramos parte con mi organización, Cáritas nacional y algunas Cáritas del interior y otras organizaciones”, recuerda. Esa red funcionó hasta 2011.

“Después me fui a México dos años, volví y trabajé en el gobierno. Desde que volví siempre estuve más en contacto con Cáritas, y desde que Luciano Ojea es el director, me pidió que acompañe un poco el área de Economía Social y Solidaria como voluntario”. En esa experiencia de voluntariado, admite Nicolás, sentía “gusto a poco”. Mientras tanto, en 2019 y 2020, se desempeñó como Gerente de Sustentabilidad en MercadoLibre.

"Era rarísimo verme en MercadoLibre"
“Para los que me conocían, mi gente querida, era rarísimo verme en MercadoLibre, aunque no llamaba tanto la atención porque en MercadoLibre trabajé los temas que venía históricamente trabajando, distribución financiera, emprendedurismo, acompañamiento a cooperativas”, reconoce. “No es que estaba escribiendo códigos”, bromea Meyer, “veían que lo que yo hacía tenía mucho que ver conmigo: mis temas era acompañar a que las cooperativas y las empresas sociales vendan en MercadoLibre y llevaba un programa muy lindo de compras sustentables, para que MercadoLibre le compre a cooperativas”, recuerda.

En resumen, su paso por la empresa fue “trabajar en el mismo tema histórico de siempre, pero en un escenario, con un lenguaje y una escenografía totalmente distinta. Con todo lo bueno y lo malo”.

Cuando la vocación llama
El “sacudón vocacional” llegó en pandemia. Con el encierro y el tiempo de introspección e inquietudes existenciales que trajo la cuarentena, Nicolás comenzó a realizar acciones de recaudación para MercadoLibre, de apoyo a instituciones como la Cruz Roja o el Banco de Alimentos, como campañas y recitales. 

“Llegó un punto en el que, estando en casa, me di cuenta de que este trabajo que hacía durante ocho o diez horas por día, lo podía hacer cualquier otra persona con ciertos conocimientos del campo social, con cierto compromiso, y hay organizaciones territoriales con las que siempre estuve muy en contacto, como Cáritas, que estaban muy en la trinchera”.

“Y con mis 39 años sentí que estaba desperdiciando todo lo que me dio y me formó la Iglesia y mi formación social, para un aporte que podía hacer cualquier otra persona menos formada. Mi reflexión fue: yo quiero estar en otro espacio, aportando a lo que en este momento el mundo y la sociedad, y la Argentina necesita. Este espacio me quedaba chico vocacionalmente”, considera. Ese fue el “clic” que lo llevó a sumarse a la trinchera para luchar por los más necesitados.

Francisco, "una fuente de inspiración"
Su recorrido profesional, mucho de su vocación y su orientación hacia la economía social y solidaria, están muy emparentados con el pensamiento del papa Francisco, a quien Meyer considera “una fuente de inspiración enorme a nivel personal, en lo testimonial, no solo en su doctrina y catequesis, sino en sus gestos”. 

“Hoy me hace más sentido todavía, porque Cáritas es una organización de gestos”, compara. “El 10 de marzo, que fue el incendio en Chubut, todo lo que hicimos, además de recaudar fondos, coordinar con municipios, ejércitos, fueron gestos: dos compañeros nuestros se fueron para allá, y enviamos dos camiones furgón y cuatro contenedores para que la gente, ahora que viene el invierno y la nieve, tenga un lugar físico”. 

“Es el Papa de los gestos”, sostuvo el director ejecutivo de Cáritas, que desde que ingresó a la institución, intenta imitar esa característica: “Todas las semanas voy al territorio, voy a ver una Cáritas. Estuve en Quilmes, en Rosario, todavía no pude ir al interior, pero cuando pueda iré a Trelew, si nos dejan. El plano nacional está al servicio del plano diocesano, y por ende del parroquial y del territorial”, explica.

“Y algo que me gusta mucho de Francisco y de su visión de la Iglesia, una Iglesia en salida, que es una Iglesia que se encuentra y se mezcla con otros”. En ese sentido, destaca la importancia de “no tener miedo de mezclarse con otros para pensar juntos cómo vivir en una sociedad más justa y más fraterna”.

“Fratelli tutti lo dice muy claro cuando habla del tema político también. Creo que Cáritas tiene que hacer eso, porque si no, su tarea sería tan grande que sería imposible de abarcar. Primero tenemos que empezar a juntarnos con otras pastorales de la Iglesia y también salir a encontrarnos con otras organizaciones sociales con las que compartimos sueños y deseos en común”, reflexiona.

Una Cáritas "recontra en salida"
Si bien Cáritas siempre redobla su esfuerzo en tiempos de emergencia, la pandemia presentó un panorama particular: Los propios equipos se vieron atravesados por la situación, los voluntarios también sufrieron las dificultades de la pandemia: “Me encontré con un equipo atravesado por esta realidad de encierro, familia y colegio, con los compañeros sin trabajo. Se disparó también algo muy lindo el voluntariado joven. Toda la gente que sostiene la gran red Cáritas, una gran red de fraternidad, de salida y encuentro, una red viva y dinámica, por momentos, caótica, y por momentos muy organizada, estaba atravesada. Fue un lindo desafío”, señala.

“Me alegra no ver una Cáritas quieta, expectante o dubitativa. Al contrario: veo una Cáritas recontra en salida, con mil proyectos que constantemente nos obliga a organizarnos y parar la pelota, porque no nos da la vida”, reconoce. “No estamos viendo cómo sigue, sino que queremos estar cerca de los diferentes grupos que acompañamos y estar muy disponibles para las Cáritas diocesanas. Ese va a ser un rasgo en este año, que no nos agarra tan de sorpresa como el año pasado, así que hay varias cosas que ya pudimos adaptar, a la modalidad virtual, a distancia, con menos presencialidad, pero con mucha presencia, con mucha cercanía”, asegura.

En cuanto a su realidad personal, valora: “Hoy lo estoy viviendo como un tiempo de mucha gracia, porque siento que me preparé mucho tiempo para este rol, no sólo desde mi formación y las experiencias laborales que tuve, sino también desde el corazón. Hoy siento que estoy en el lugar donde quiero estar, y con todos los desafíos, igual elijo estar acá, con ganas de estar en esto y estoy contento”.

El trabajo y las infancias: La gran deuda argentina
La realidad en la Argentina siempre enfrenta dificultades. En esta “segunda ola” de la pandemia, y consultado sobre la gran deuda en nuestra sociedad, Meyer prioriza el tema del trabajo: “Es un tema que me llega de cerca, desde el diseño de las políticas públicas, desde el diseño de las decisiones políticas diarias, pero también como sociedad, a todos los que nos toca estar vinculados a la cultura del trabajo, desde los que generan trabajo en empresas y son emprendedores, hasta los que están trabajando para otros, necesitamos repensar las dinámicas laborales porque hoy es para muy pocos”, lamenta.

“Seguimos esperando ese trabajo registrado, formal, en blanco, que hoy no es una  realidad posible para una gran mayoría, y que no lo va a ser. Tenemos la deuda de repensar modelos de trabajo más asociativo, más cooperativo que generen más inclusión y oportunidades de generación de riqueza, no solo de participación y encuentro, sino de generación de riqueza para distribuir, y que quienes reciban sean los que más necesitan. Necesitamos nuevos modelos, nuevas matrices productivas. Nuevas formas de financiar, y en eso estamos”, detalla.

Lo que más le duele, admite, son las infancias: “La deuda que tenemos con las infancias, con los chicos, especialmente en los primeros mil días. La deuda es enorme, se dice que se hipoteca el futuro, y realmente es así”.

“Creo que no alcanza con lo que estamos haciendo, que hoy la escuela y las organizaciones territoriales no logran acompañar a esas familias, a esos niños y niñas, para que puedan realmente estar bien nutridos y puedan incorporarse al sistema y a todo lo que requiere la educación integral, puedan tener un hábitat saludable. De allí se desprenden un montón de carencias y de debilidades, pero la realidad es que en el centro hay un niño que va a nacer con diez escalones menos que uno que tiene más posibilidades. Es una deuda que tenemos que mirar y cuidar”, afirma.

Colaborar con la educación
En abril, Cáritas presenta la edición 2021 del Plan Emaús, una campaña que intenta promover la educación como herramienta para la equidad y la inclusión social. Creado en 2007, está presente en 20 provincias argentinas con 186 espacios educativos, que alcanzan a un total de 19.500 asistentes.

Emaús es una propuesta integral de asistencia que puede ser adaptado según la realidad particular de cada comunidad. Cada uno de los espacios educativos es coordinado por asistentes técnicos locales, que cuentan con formación pedagógica y social. La función principal de estos espacios es acompañar procesos educativos, para lo cual cuentan con equipamiento de calidad y llegan a ser centros socioeducativos y culturales de abordaje integral.

Emaús ofrece una ayuda económica y espacios de formación para adultos, a las familias que se encuentran en extrema pobreza. Actualmente, por medio de este programa de becas familiares, se acompaña a 1.211 niñas, niños y adolescentes (6,3% de nivel inicial, 52,13% de nivel primario y 41,57% de nivel secundario) de los cuales el 94,5% asiste a establecimientos educativos del ámbito público.

Este Plan de Inclusión Educativa cuenta también con un programa destinado a jóvenes que desean continuar sus estudios a nivel terciario y/o universitario (en su mayoría primera generación en su familia y/o comunidad en accedes a estudios del nivel superior), con un programa de becas que alcanza a 919 estudiantes (58,95% elige carreras terciarias y el 40,15% universitarias) que se compromete en contrapartida a contribuir a su comunidad local con el aprendizaje que van adquiriendo, especialmente en los espacios educativos con apoyo escolar, coordinación de talleres y animación de espacios deportivos.

Durante la pandemia, desde el Plan Emaús se realizaron múltiples acciones que trascienden el ámbito educativo al que se incorporaron unos 807 nuevos voluntarios, con el fin de brindar un acompañamiento integral a las familiar. En este sentido se colaboró en la gestión de subsidios nacionales (IFE y tarjeta AlimentAR), se articuló la entrega de insumos médicos y de higiene, se gestionó la distribución de cuadernillos educativos y kits artísticos, se reorganizó la entrega de alimentos mediante bolsones y viandas en los domicilios de las familias. A su vez, se organizaron campañas de concientización de medidas sanitarias con la entrega de kits de higiene y la confección de tapabocas.

La invitación es a que quienes puedan, se conviertan en donantes mensuales de la campaña y realicen su aporte para que mes a mes, más personas accedan al programa. Quienes deseen donar pueden hacerlo en https://www.caritas.org.ar/sumate/.+