Domingo 28 de abril de 2024

Una congregación religiosa celebra 90 años de servicio en el arzobispado porteño

  • 21 de junio, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
Las Hermanas de la Inmaculada de Génova, que comparten su carisma desde el servicio a los sacerdotes, cumplieron el pasado martes 13 de junio 90 años de presencia en Buenos Aires
Doná a AICA.org

Las Hermanas de la Inmaculada de Génova, que comparten su carisma en- la Iglesia desde el servicio a los sacerdotes, cumplieron el pasado martes 13 de junio 90 años de presencia en el arzobispado de Buenos Aires.

En acción de gracias por este acontecimiento, el mismo martes se realizó, en la catedral metropolitana, una misa presidida por el cardenal Mario Poli y concelebrada por obispos auxiliares y sacerdotes.

Monseñor Joaquín Sucunza predicó la homilía y, tomando las palabras del Evangelio, dijo que “las Hermanas son la luz del mundo y la sal de la tierra”, destacando que su apostolado es sencillo y fundamental, porque no son sólo para sí mismas, sino para los demás.

El prelado concluyó pidiendo “que las Hermanas crezcan con el testimonio del Evangelio, que todos seamos luz y sal, para contagiarnos del perfil de Jesús”.

Al finalizar la misa, el padre Alejandro Russo compartió las palabras que le dedicó el Papa Francisco a la Comunidad de Religiosas.

“Quiero expresarles mi gratitud por el generoso servicio que realizan desde hace 90 años. A lo largo de todo este tiempo, ustedes han acompañado con fervor la labor cotidiana de la Iglesia, con un estilo de vida sobrio y acogedor, imitando a Cristo humilde y misericordioso. Puedo dar fe de que cada una ha sabido hacer presente el carisma recibido de san Agustín Roscelli, reconociendo en las circunstancias los signos de la voluntad de Dios”, expresó el Santo Padre en el mensaje.

“Que el Señor recompense todo el bien realizado con abundantes vocaciones. Rezo por cada una de ustedes, en especial por las hermanas ancianas y enfermas. Les pido que no pierdan la alegría y la confianza en Dios”, concluyó.

Al finalizar, el cardenal Poli señaló que “las Hermanas hacen que se viva el clima de familia, porque son verdaderamente hermanas y tienen todos los detalles de cuidarnos mucho. Desde la cocina, donde comparten su servicio, generan lazos con todas las personas que día a día transitan la Curia”.

Además, pidió agradecer juntos a Dios por el servicio de las Hermanas de la Inmaculada de Génova y que no les falten vocaciones.

Sobre las Hermanas
Las Hermanas de la Inmaculada de Génova pertenecen a esa congregación religiosa de derecho pontificio, fundada por san Agustín Roscelli el 15 de octubre de 1876 en Génova, Italia.

Las cuatro hermanas enviadas por la Madre General M. M. di Gesú Gnome, acompañadas por las imágenes de Jesús y la Inmaculada, partieron de Génova el 28 de marzo de 1914, en la nave Tommaso di Savoia. El 14 de abril de 1914 llegaron a Buenos Aires, desde donde siguieron hacia Rosario y a San Jorge, provincia de Santa Fe, para continuar irradiando el espíritu de su santo fundador.

Las gestiones concernientes al inicio del servicio en la curia metropolitana fueron decididas y ligadas al viaje que hiciera a Roma monseñor Santiago Luis Copello, vicario capitular de la arquidiócesis de Buenos Aires, en marzo de 1933.

Al pasar por Lavagna, ciudad de la Liguria donde se encontraban las religiosas, la reverenda madre general del Instituto, Innocenza Vasallo, aprovechó para saludarlo, pues lo había conocido al hacer su visita a las Casas del Instituto en la Argentina.

En ese encuentro con monseñor Copello, la Madre General le expresó su deseo de abrir una Casa en Buenos Aires, y él le pidió que aceptase la dirección y administración del economato en su mismo palacio arzobispal de Buenos Aires. Cuatro religiosas fueron entonces enviadas a la Curia, y así tomaron posesión de la obra el día 13 de junio del mismo año 1933.

Desde siempre, se vive un clima que es propio de una familia religiosa, en un ambiente de paz y alegría. Según el carisma dejado por el santo fundador Agustín Roscelli, se procura vivir “un espíritu de generosa entrega y disponibilidad, al servicio de la Iglesia”.

También se intenta que predomine una actitud de sencillez y de colaboración con la jerarquía, atendiendo a las necesidades de la casa y el economato.

En Buenos Aires, única sede cardenalicia rioplatense, se han sucedido, después de monseñor Copello, Fermín Emilio Lafitte, Antonio Caggiano, Juan Carlos Aramburu, Antonio Quarracino, Jorge Bergoglio -hoy Papa Francisco-, Mario Aurelio Poli y el arzobispo electo Jorge Ignacio García Cuerva.+