Jueves 28 de marzo de 2024

Con un llamado a seguir el ejemplo de María, Buenos Aires celebró a la Vida Consagrada

  • 8 de septiembre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En ocasión de la Jornada Nacional de la Vida Consagrada, que se celebra el 8 de septiembre, el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, presidió una misa.
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Con una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, y concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Ernesto Giobando SJ, la arquidiócesis de Buenos Aires celebró este 8 de septiembre la Jornada Nacional por la Vida Consagrada.

La celebración fue ocasión para rezar con y por las órdenes, congregaciones, institutos seculares, sociedades de vida apostólica y todas las nuevas formas de consagración que el Espíritu suscita en la Iglesia, dando gracias a Dios por el testimonio de estos hermanos y hermanas que son testimonio de la importancia de la santidad para ser felices según el plan de Dios.

La homilía estuvo a cargo de monseñor Giobando, quien señaló: “Siempre nos vuelve a dar alegría este anuncio que hace el ángel en el Evangelio de San Mateo, a San José, diciéndole que no tenga miedo en recibir a María, su esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Sin lugar a dudas, José tenía un gran amor por María, y juntos querían hacer de su vida matrimonial un servicio y una entrega a Dios. Pero irrumpe en la vida de María ese hecho que es único en la historia: el anuncio de que iba a ser madre del hijo de Dios”.

"Para ello, Dios preparó el corazón, el alma, el cuerpo de la Virgen, desde su inmaculada concepción a este día de su nacimiento. Siempre que nace un niño, nos llenamos de alegría, es una buena noticia el nacimiento, porque la que da a luz está dando a luz una vida y una esperanza, fruto del amor. Y María, al recibir esta gracia excepcional, también ha ido preparando su corazón, porque las cosas de Dios no se improvisan, Dios no improvisa, Dios es rico en tiempo. Así fue modelando el corazón de María, para que ella ya en su inicial juventud recibiera el anuncio del ángel”, consideró.

“Es la acción del Espíritu que produce la encarnación, y de esta manera excepcional, sin intervención de varón. Y el sí de María trajo consigo una estela de bendiciones, y a partir de ese sí, tantos otros sí que a lo largo de la historia se han ido dando ante el llamado de Dios. Y no sólo el sí de María, sino también el sí de José. Porque en el Evangelio de hoy, José sin decir una palabra, acepta lo que el ángel le dice, recibe a María sin haber convivido juntos. Ella está llena de Dios, está llena de la Palabra de Dios, y José acompaña como fiel custodio de la Sagrada Familia y de la Palabra hecha carne”, destacó.

“Cuando María da a luz a su hijo, el mundo está en silencio, muy pocos conocen ese hecho, pero sabemos las consecuencias salvíficas que trajo ese parto. María niña fue también preparando con mucha paciencia y mucha entrega, ese momento del encuentro. Ella no lo sabía pero estaba preparada. Un ‘sí’ así, no se improvisa”, sostuvo.

“Esta lectura de la Anunciación nos hace reflexionar sobre la vida consagrada, y de un modo más específico en este tiempo de pandemia que nos toca vivir. Hoy en la Iglesia en la Argentina queremos rezar, hacer memoria y presencia de tantos hermanos y hermanas que han dicho su ‘sí’, y de un modo más particular en este tiempo donde religiosos, religiosas, consagrados y consagradas han salido a atender a sus hermanos, han puesto en riesgo sus vidas y las siguen poniendo en riesgo porque la caridad es un llamado muchas veces heroico”, reconoció.

“Sabemos que hay religiosos y religiosas que están contagiados por la enfermedad del Covid. Nuestras comunidades están siendo ‘zarandeadas’ por este virus, por el contagio. Se están haciendo los mayores esfuerzos para salvaguardar a nuestros religiosos y religiosas mayores. Estamos realmente conmovidos por este tiempo que nos toca vivir”, admitió.

“El papa Francisco nos ha dicho que no nos podemos salvar solos, y que de esta pandemia no vamos a salir iguales, vamos a salir mejores o peores. Por eso pidamos a María, modelo de la vida consagrada cristiana, modelo de todo bautizado, y de un modo particular para aquellos que hemos sido llamados a consagrar nuestra vida a través de los votos evangélicos, ella nos ayuda a ser pobres, a ser castos y a ser obedientes”, aseguró.

“Y ella nos impulsa a salir, a ir allí donde un hermano, una hermana nos necesita, y vemos ejemplos muy edificantes en este tiempo de pandemia, de tantos que están allí, en el frente, poniendo el cuero y poniendo el corazón en las obras de misericordia”, añadió.

“Y para aquellos que se tienen que quedar en la retaguardia, en sus comunidades, tantas hermanas y hermanos nuestros mayores, ancianos, allí están, al lado del sagrario, rosario en mano, biblia abierta, rezando, ofreciendo, acompañando. Damos gracias a Dios por la vida consagrada y animamos a seguir adelante. Ojalá podamos llegar a la otra orilla, al fin de esta pandemia, encontrarnos unos a otros y poder allí seguir adelante con el proyecto de Dios”.+