Domingo 24 de noviembre de 2024

Con un llamado a la unidad y la paz, Mons. Domínguez inició su ministerio

  • 15 de febrero, 2022
  • San Rafael (Mendoza) (AICA)
Con una misa en la catedral San Rafael Arcángel, monseñor Carlos María Domínguez OAR inició el domingo 13 de febrero su ministerio como administrador apostólico de la diócesis de San Rafael.
Doná a AICA.org

El administrador apostólico de San Rafael, monseñor Carlos María Domínguez OAR, presidió el 13 de febrero la misa de inicio de su ministerio en la catedral San Rafael Arcángel.

La Eucaristía fue concelebrada por el obispo emérito, monseñor Eduardo María Taussig, monseñor Francisco Alarcón, monseñor Eusebio Blanco, y los presbíteros Horacio Valdivia, Víctor Torres, Oscar Terán, Damián Correa y Luis Gutiérrez.

También estuvieron presentes el presbítero Javier Zabala, párroco del santuario de la Inmaculada Concepción; el presbítero David Gómez, presidente de la Comisión de Justicia Arquidiocesana; el presbítero Miguel Tejeda, canciller de la arquidiócesis de San Juan, y la hermana Adriana, vicecanciller de dicha arquidiócesis. También asistieron laicos de San Juan.

“Al comenzar mi misión como administrador apostólico de San Rafael, quiero hacer mías las palabras de San Pablo a los Corintios y que reflejan, en este momento, los sentimientos de mi corazón: 'Investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no somos más que servidores de ustedes por amor a Jesús. Llevamos este tesoro en recipientes de barro para que se vea bien que este poder viene de Dios'“, expresó, en el comienzo de su homilía. “Soy consciente del inmensurable don puesto en mis manos, de la grave responsabilidad que implica y de mi fragilidad que me estremece”.

Refiriéndose al lema de su ministerio episcopal, una frase del Apóstol San Pablo a los Romanos: “Alegres en la esperanza”, el prelado expresó: "Quiero ser profeta, testigo y servidor alegre de la esperanza que viene de Dios y que no defrauda. Quiero ser un hombre de esperanza y ser motivo de esperanza para el pueblo de Dios que peregrina en San Rafael. El mundo necesita de esa esperanza. Y sabemos que esa esperanza es Cristo. Lo sabemos, y por eso predicamos la esperanza que brota de la cruz”.

El administrador apostólico dijo que en las pocas horas que lleva en San Rafael se ha sentido muy bien recibido y acogido. “Quiero agradecer de corazón los gestos de cariño y el compromiso de acompañar mi ministerio con la oración de tantos y tantos que me lo han expresado. Quiero expresar también y de manera especial mi agradecimiento a nuestro obispo emérito, monseñor Eduardo María por recibirme como hermano y acompañarme con sus consejos y orientaciones en estos primeros pasos que estoy dando en San Rafael. Y agradecerle, en nombre de todos, estos 17 años de pastoreo, servicio y entrega a esta Iglesia particular”, manifestó.

“No vengo con un programa de gobierno preestablecido. Quiero darme y pedirles tiempo para que nos vayamos conociendo y caminar juntos y que juntos discernamos lo que Dios le pide a nuestra Iglesia y abracemos con fe su voluntad. Descubrir la voluntad de Dios y abrazarla trae paz”.

“Soy consciente -expresó monseñor Domínguez- de la extraordinariedad del momento que vive nuestra diócesis. Se han abierto varias heridas que quiero ayudar a sanar, respetando el dolor y animando a vivir la centralidad del Evangelio de Jesús. Porque sólo desde el Evangelio podremos construir o reconstruir lo que se ha roto o deteriorado”.

“Tenemos una necesidad grande de paz, unidad, comunión y reconciliación”, consideró, y sugirió algunas actitudes para tener en cuenta, como disponer el corazón para redescubrir la unidad y recibir el don de la reconciliación, y así ser "hombres nuevos", porque "cuando el corazón se convierte y se abre a la acción del Espíritu Santo, el prójimo comienza a aparecer bajo una luz nueva".

Para poner en práctica este mensaje de unidad y de amor, afirmó, no es necesario esperar reciprocidad. "En el fondo no es más que imitar a Jesucristo", aseguró. "Debemos entregar al Señor nuestras heridas y permitirle que las sane”.

Al finalizar su homilía, monseñor Domínguez exhortó a volver al Evangelio. “Me animo a hacer un fuerte llamado a todos para desterrar de nuestras vidas y actitudes lo que esté lejos o fuera del Evangelio; a no desparramarnos y perdernos en las periferias y a centrarnos en lo esencial”.

Ante la comunidad, expresó su compromiso con el sur mendocino. “Me comprometo a ser instrumento para que Dios pueda hacer su obra en todos nosotros. Quiero ayudarlos, animarlos, consolarlos; estar cerca de ustedes y alentarlos, con alegría, a la esperanza que viene de Dios y que no nos va a defraudar”.

“Pongo mi ministerio pastoral y toda la diócesis, como lo hice ayer, a los pies de nuestra Madre de Lourdes. Que San Rafael no nos abandone y nos acompañe en nuestro camino y que sea medicina de Dios para nuestro pueblo. Que aprendamos de San José la fidelidad creativa y silenciosa a los designios de Dios y que el báculo de la diócesis de San Rafael lo lleve Jesús".+