Viernes 26 de abril de 2024

Cómo es la vida en el Carmelo de Bariloche

  • 21 de julio, 2014
  • San Carlos de Bariloche (Río Negro) (AICA)
De los 31 monasterios carmelitas de la Argentina, uno se encuentra en el kilómetro 19.500 de la avenida Bustillo, a minutos del centro de San Carlos de Bariloche. Las religiosas viven retiradas del mundo, en silencio y soledad. Se trata de una pequeña comunidad que vive con sencillez y procura dedicar su tiempo a la oración, al trabajo, a la contemplación y al encuentro con la comunidad.
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De los 31 monasterios carmelitas de la Argentina, uno se encuentra en el kilómetro 19.500 de la avenida Bustillo, a minutos del centro de San Carlos de Bariloche. Las religiosas viven retiradas del mundo, en silencio y soledad. Se trata del monasterio de Nuestra Señora de las Nieves y Santa Teresita, donde una pequeña comunidad que vive con sencillez, procura dedicar su tiempo a la oración, al trabajo, a la contemplación y al encuentro con la comunidad.

Usualmente, la gente que conoce la existencia del monasterio se acerca a pedirles que recen por sus preocupaciones, por los enfermos, los que sufren, los que no conocen a Dios. También pueden asistir a misa junto con las hermanas. Las celebraciones son a las 19 de lunes a viernes, a las 11.30 los sábados y a las 11 los domingos.

Hay gente que comparte con las monjas los rezos del día, la mayoría por la tarde, en coincidencia con el rezo de las vísperas. Rezan los salmos, cantan, alaban y piden a Dios por todos. Ellas mismas dicen que no es una vida "retirada" del mundo en huida, sino por amor y en servicio a todos los hombres.

"La carmelita no se desentiende de las personas, al contrario, vive con especial sensibilidad los dolores, las alegrías, las luchas y las esperanzas. Ella tiene un corazón de madre, y quiere cuidar y servir desde su oración a las personas, y su anhelo es que todos puedan llegar un día al encuentro con el Padre", explicó una de las religiosas de la comunidad.

Las carmelitas eligen la vida contemplativa por su dedicación a la oración y la entrega por las almas. Intentan vivir cada día la unión de amor con Dios, para el que ese amor, que es motor de todo, se derrame en el mundo. "El medio que usamos, la herramienta, es la oración. Todo esto supone un corazón enamorado de Jesús", explican.

Las monjas suelen levantarse a las 6:15. Media hora más tarde están en el coro, donde rezan Laudes. Luego tienen una hora de oración personal frente al sagrario. Después de esto, rezan el oficio de lectura y Tercia. Al terminar desayunan.

Cada una tiene un tiempo de trabajo hasta las 12, cuando se reúnen nuevamente para rezar Sexta. Después almuerzan en silencio mientras una hermana lee. Al terminar lavan y ordenan. Después tienen un tiempo de recreación y luego se retiran a sus celdas, que es un tiempo libre.

A las 15.20, las religiosas se juntar para rezar Nona, y luego tienen una hora de oración personal. Al finalizar, se abocan a sus tareas hasta las 18.30, cuando el rezo de Vísperas las congrega nuevamente. Luego participan de la misa y tienen un tiempo de lectura personal. A las 20,20 cenan y luego se recrean hasta las 22, cuando rezan Completas. Después llega el tiempo del descanso.

La historia carmelita
A fines del siglo XII, un grupo de ermitaños se retiró al Monte Carmelo, en Tierra Santa, una elevación situada a pocos minutos de la actual ciudad de Haifa, en Israel. Allí, los monjes se entregaron a la vida de oración imitando al profeta Elías, que había vivido en el mismo lugar. Rezaban especialmente por la conversión de los pecadores, y se llamaban "Hermanos de la Virgen María del Monte Carmelo".

Con el tiempo, la Orden del Carmelo pasó a Europa y se organizaron monasterios, de varones y de mujeres, dedicados a la oración, la intimidad con Jesús y la amistad con la Virgen María. En el siglo XVI, santa Teresa de Jesús entró al Carmelo de la Encarnación. Allí tuvo una fuerte experiencia de oración y de encuentro con Jesús, que la llevó a descubrir profundamente lo que Dios le pedía: vivir con mayor intensidad ese amor y esa entrega a la Iglesia, por los sacerdotes y la salvación de las almas. Para esto fundó pequeños "carmelos", donde vivieran no más de 13 hermanas.

Imitando a santa Teresa y a los monjes fundadores, la vida de las carmelitas barilochenses procura la intimidad con Jesús. Viven dedicadas a la oración para hacerse "amigas de Jesús" servir a toda la Iglesia, a los sacerdotes y a todos los hombres, sobre todo a los que no conocen a Jesús.

¿Cómo puede ser esto? La Iglesia es un cuerpo, y la gracia de Dios se derrama en todos los miembros. Las órdenes llamadas contemplativas, como la orden carmelita, procura por medio de la oración y del amor ser canal de gracia para toda la Iglesia.+