Domingo 24 de noviembre de 2024

Cierre del año jubilar por el 80° aniversario del fallecimiento de la Madre Pacheco

  • 5 de julio, 2024
  • San Miguel de Tucumán (AICA)
El obispo auxiliar de Tucumán, Mons. Roberto Ferrari, presidió la Eucaristía ante numerosos fieles llegados de diversas localidades, y animó a seguir el ejemplo de la sierva de Dios.
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La Congregación de las Hermanas Misioneras Catequistas de Cristo Rey y diversas comunidades educativas de Tucumán participaron, el pasado 30 de junio, de la clausura del año jubilar con motivo del 80° aniversario del fallecimiento de la Sierva de Dios Madre Mercedes del Carmen Pacheco, que se vivió bajo el lema "A la luz del Evangelio, caminemos juntos al encuentro del hermano".

La jornada tuvo lugar en el Palacio de los Deportes, en el Parque 9 de Julio, con la celebración de una misa, seguida de un acto académico. Presidió la Eucaristía el obispo auxiliar de Tucumán, monseñor Roberto Ferrari, quien agradeció la presencia de fieles llegados de diversas localidades de la Argentina y de países vecinos.

En su homilía, monseñor Ferrari expresó el agradecimiento de la comunidad por el testimonio de la Madre Pacheco como mujer creyente y entregada al amor de los más vulnerables, e instó a todos a replicar su lema "Hacer el bien sin hacer ruido", que benefició a tantos en su tiempo, y ahora también, porque su obra prosigue, cobijando a aquellos que más sufren.

El obispo señaló a la religiosa como modelo de vida cristiana, la cual, siguiendo los pasos de Jesús, llevó una vida de entrega a Dios y de servicio a los más frágiles, y, luego de su muerte, fue declarada sierva de Dios sin un proceso oficial de la Iglesia.

Mercedes del Carmen Pacheco nació en Ciudacita, al suroeste de la provincia de Tucumán, en 1867. Tras su formación académica en el Colegio de las Hermanas del Huerto, Mercedes adquirió una sana preocupación por la educación cristiana de los niños y adultos. De a poco, siendo aún joven, fue constituyendo un grupo de mujeres que se dedicaran a este apostolado, que no solo se ocupaba de la preparación sacramental de los niños y de los matrimonios, sino que también incluía la atención a los enfermos y el sostenimiento de los misioneros.

A partir de 1895, con la ayuda del padre Bustamente, Mercedes pudo afianzar más su apostolado. Dos años después, con la aprobación del obispo diocesano, Mons. Pablo Padilla y Bárcena, fue surgiendo la posibilidad de fundar una congregación que, desde 1914, se llamaría Hermanas Misioneras Catequistas de Cristo Rey.

Generosa en su apostolado, reconocida e incansable trabajadora al servicio del Reino, la Madre Mercedes y sus hermanas fueron sosteniendo esa obra, que las llevó a extenderse a otros lugares de Tucumán y, luego, a Buenos Aires.

El 30 de junio de 1943, la Madre Mercedes falleció en Buenos Aires, en compañía de religiosas de su Congregación. Posteriormente, sus restos fueron llevados hasta Tucumán y descansan actualmente en la capilla Cristo Rey, junto al Colegio Sagrada Familia, en Laprida al 700 de la capital provincial. Su proceso de beatificación ya fue iniciado, y por eso se la reconoce como sierva de Dios.+