Avanza la causa de canonización de la Hermana Martha Pereyra Iraola
- 22 de junio, 2018
- Buenos Aires (AICA)
El pasado 13 de abril, la Congregación para las Causas de los Santos dio su voto afirmativo para la causa de canonización de la Hermana Martha Pereyra Iraola, lo que significa que "consta la validez de las investigaciones diocesanas".
El 6 de abril de 2015, luego de más de 10 años de presentada la causa, había concluido el proceso diocesano para la canonización, con lo cual todo lo trabajado partió hacia Roma para su evaluación.
La postuladora de la causa, doctora Silvia Correale, el 31 de mayo, nombró a Gonzalo Pereyra Iraola como vicepostulador de la causa, con la misión de continuar con la difusión y la recolección de testimonios en nuestro país.
La comunidad de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús hará celebrar una misa de acción de gracias y recuerdo de la hermana Martha por los 20 años de su partida al cielo el próximo 26 de agosto a las 11,30 en la capilla del Colegio Sagrado Corazón, Hipólito Yrigoyen 4308, en el barrio porteño de Almagro.
Acerca de la Hermana Martha
Nació en Buenos Aires el 26 de agosto de 1913, la sexta hija de D. Martín Pereyra Iraola y Esther Ayerza. Un hogar feliz de diez hermanos donde la fe profunda acompañaba la vida de familia, de mucho cariño. La preocupación de sus padres era "enseñarle a vivir para Dios y para los demás", contaba ella. Pero pronto entró el dolor, con la muerte de su madre en 1922, dejando la hija más pequeña, María Luisa, de seis meses. Se educó en el Colegio del Sagrado Corazón, y a los dos años de terminar, descubrió su vocación religiosa, y entró en el Noviciado del Sagrado Corazón el 23 de junio de 1933. Desde esta etapa, su vida entera fue de entrega fiel en amor creciente a su Señor, y en abnegación alegre a todo lo que se fue presentando. Después de sus primeros votos, comenzó su vida en los colegios, más bien en trabajos escondidos, dando todo su cariño a todos, niñas o monaguillos. Su profesión perpetua fue el 9 de abril de 1942. Luego tuvo tareas de más responsabilidad, costosas a su deseo de vida más oculta.
En el cambio de la vida religiosa después del Concilio, mostró su fidelidad creyente, y gozó mucho en los nuevos apostolados cerca de los pobres, donde le tocó vivir: interior de Argentina (Reconquista y La Rioja), y barrios del Gran Buenos Aires (Libertad y Villa Diamante).
Por salud tuvo que volver a la comunidad grande, donde vivió sus últimos años, dando toda la medida de su caridad, en la acogida atenta y alegre a todos, siendo transparencia de Dios. Él la llamó sorpresivamente, y en un instante se encontró en los brazos del Padre, donde sin duda siempre quiso estar, el 25 de agosto de 1998.+