Jueves 28 de marzo de 2024

Arz. Shevchuk: Una visita del Papa a Ucrania ayudaría a que acabe la guerra

  • 9 de julio, 2019
  • Ciudad del Vaticano
Tras cinco años de guerra en el Donbas, el arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana Sviatoslav Shevchuk sueña con que la presencia de papa Francisco en la región sirva para denunciar esta guerra olvidada y traiga nuevos vientos de paz.
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Tras cinco años de guerra en el Donbas, el arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana Sviatoslav Shevchuk sueña con que la presencia de papa Francisco en la región sirva para denunciar esta guerra olvidada y traiga nuevos vientos de paz.

"Desde hace cinco años, Ucrania es víctima de una guerra que el Papa llamó una guerra híbrida, que no sólo se hace con armas extranjeras, sino también con desinformación, con la distorsión de la verdad", dijo Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, el lunes 8 de julio, en una rueda de prensa en la que el arzobispo ilustró sobre los temas tratados durante el encuentro de dos días que el pontífice presidió del 5 al 6 de este mes junto al jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana ante la presencia de los metropolitas, los miembros del Sínodo Permanente y los jefes de los Departamentos competentes de la Curia Romana.

Un encuentro durante el que el Papa "quiso asumir" el dolor del pueblo ucraniano, un momento "de escucha y reflexión" y, al mismo tiempo, una ocasión "de gracia" por la exhortación de Francisco a la Iglesia greco-católica ucraniana y a las demás Iglesias católicas orientales para que "se desarrollen y florezcan": "se ha puesto en marcha una nueva metodología de comunión entre el Sucesor de Pedro y las Iglesias orientales", con la "esperanza" de que se convierta en "práctica constante", expresó el arzobispo mayor Shevchuk.

"La visita del Santo Padre a Ucrania sería una posibilidad muy elocuente y simbólica de poner fin a esta guerra. Es la opinión de muchos, no sólo de los católicos", señaló y explicó que el viaje ha sido una de las propuestas de las reuniones de representantes de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana con el Papa y con autoridades del Vaticano, de la que el arzobispo mayor salió muy satisfecho.

Durante el primer día de trabajo ?explicó en su conversación con los periodistas ? "invitamos" al Papa a Ucrania, porque su visita podría ser una "posibilidad muy elocuente y simbólica", para poner fin al conflicto en Donbass.

"Pensaré en ello", fue la respuesta del pontífice ?dijo Su Beatitud Shevchuk? y recordó que desde hace cinco años Ucrania sufre las consecuencias de una guerra en las regiones orientales del país y de una crisis humanitaria que ha causado oficialmente "trece mil muertos y treinta mil heridos", pero ?añadió? "para tener las cifras reales habría que duplicarlas". Y señaló también que en las últimas dos semanas los atentados y los bombardeos se han dirigido en particular contra "médicos y convoyes sanitarios".

En este contexto, prosiguió, para dar un "testimonio de esperanza", en once parroquias de las zonas de guerra los sacerdotes de esta Iglesia católica oriental "sui iuris" siguen trabajando, en situaciones de "peligro". Y agregó que "no pueden hacer mucho, si bien su presencia entre el pueblo es prueba de que Dios no los ha abandonado".

Su Beatitud señaló que el tema humanitario fue uno de los temas del encuentro: "Dentro de pocos meses tendremos una catástrofe ecológica porque casi cuatro millones de personas ya no tendrán acceso al agua potable" y recordó que llamó especialmente la atención del Santo Padre los miles de niños expuestos al conflicto, víctimas de mutilaciones debidas a la excesiva contaminación por "material explosivo".

En la perspectiva de una asistencia especial a los más jóvenes, además de la iniciativa "el Papa por Ucrania", dirigida sin distinción a todas las poblaciones que sufren para lograr asistencia de vivienda, calefacción, alimentación, medicina y atención psicológica, la Iglesia "abre ahora el desafío de la rehabilitación" a los que perdieron una extremidad a causa de las bombas de la guerra, y que hoy tal vez están obligados a "ir al extranjero" para atenderse: el objetivo es activar un centro: "Un mañana en Ucrania, con la colaboración de la Santa Sede".

Entre los temas tratados durante el encuentro con el pontífice, estuvo presente el tema ecuménico, para un país con más de cuarenta millones de habitantes en el que, según datos oficiales, "el 71% se reconocen como ortodoxos y el 14,1% son greco-católicos". El arzobispo también respondió a una pregunta sobre la posible concesión del patriarcado a la Iglesia greco-católica ucraniana, un tema debatido durante muchos años: es "como un patriarcado" ?dijo? sin mencionar las decisiones o discusiones con la Santa Sede sobre el asunto. Reiteró la voluntad de la Iglesia greco-católica ucraniana de dialogar "con todos", "sin entrar en discusiones internas dentro de la ortodoxia", con referencia a la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, concedida por Constantinopla y al Patriarcado de Moscú.

Muchos se preguntan esto: Con la condena del ´uniatismo´ como método para lograr la unidad plena y visible de la Iglesia de Cristo, ¿qué ocurre con las Iglesias católicas orientales? El Papa dio una respuesta más que clara, elocuente y simbólica. El Papa quiere que nuestra Iglesia, pero también las demás Iglesias católicas orientales, se ´desarrollen y florezcan´".

El arzobispo mayor consideró también que una de sus principales misiones es construir buenas relaciones con la Iglesia ortodoxa.

Explicó que en los últimos cinco años no pudo avanzar en el diálogo con los ortodoxos de su país que dependen del patriarcado de Moscú; pero que él sigue llamando a sus puertas, porque no se considera un rival.

"No queremos ser obstáculo, sino catalizadores del ecumenismo. No sólo queremos entender por qué hay dificultades entre nosotros, sino que queremos ser los primeros en anunciar esta necesidad vital de unidad cristiana, de la que hay que dar testimonio. Consideramos que la misión ecuménica forma parte de la identidad de una Iglesia católica oriental".

La Iglesia Greco-Católica Ucraniana es la segunda tradición católica más numerosa, después de la latina. Cuenta con entre 6 y 10 millones de fieles, especialmente en Ucrania, pero también en Polonia, Canadá, los Estados Unidos y el Brasil. +