Sábado 5 de octubre de 2024

A pesar de la gripe, el Papa celebra la audiencia general

  • 29 de noviembre, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco continuó con su serie de catequesis sobre el celo apostólico, reflexionando sobre la misión cristiana de compartir la alegría del Evangelio.
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El Papa Francisco celebró este miércoles su habitual audiencia general, doce horas después de que su viaje a la cumbre del clima en Dubai (COP28) fuera cancelado por recomendación de sus médicos, por continuar con un cuadro gripal. Sin embargo, esta vez la audiencia no tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, donde soplaba un viento frío e intenso, sino en el Aula Pablo VI del Vaticano. 

"Todavía no me siento bien", dijo Francisco al principio, "todavía tengo gripe, mi voz no es buena". Por eso, monseñor Ciampanelli, fue quien leyó en voz alta el texto que tenía preparado el pontífice.

El Papa reflexionó en él sobre su exhortación apostólica Evangelii gaudium, en relación con su catequesis sobre el celo apostólico, centrándose hoy en la actualidad de la proclamación cristiana del gozo inherente al mensaje de Cristo.

Pesimismo contemporáneo
“Casi siempre se oye decir cosas malas sobre la actualidad”, señaló, admitiendo que las guerras, el cambio climático y las injusticias generalizadas sí dan crédito a ese pesimismo contemporáneo.

En ese sentido, el Papa dijo que el progreso tecnológico y el individualismo frecuentemente se combinan para entregar nuestros deseos naturales de grandeza a una “lógica económica voraz”.

“Incluso podríamos decir que nos encontramos en la primera civilización de la historia que busca organizar globalmente una sociedad humana sin la presencia de Dios, concentrada en enormes ciudades que se mantienen 'horizontales', a pesar de sus vertiginosos rascacielos”.

La uniformidad y los delirios de omnipotencia nos traen a la memoria la historia de la torre de Babel. La humanidad habla una sola lengua y quiere llegar hasta el cielo, pero Dios altera las cartas y restablece las diferencias. El llamado "pensamiento único" y la búsqueda de poder son tentaciones peligrosas, subrayó Francisco, por lo que el Señor con su intervención previene un desastre.

“Esta historia parece realmente actual: aún hoy, la cohesión, en lugar de la fraternidad y la paz, se basa a menudo en la ambición, el nacionalismo, la homologación y las estructuras técnico-económicas que inculcan la persuasión de que Dios es insignificante e inútil: no tanto porque busquemos más conocimiento, sino más bien en aras de más poder”

El 'aquí y ahora' de la salvación
En respuesta a esta situación, Francisco dijo que la Evangelii gaudium buscaba invitar a la Iglesia a evangelizar nuestras culturas, entendiendo las nuevas formas de la humanidad de relacionarse con Dios y entre sí.

“Jesús sólo puede ser anunciado habitando la cultura del propio tiempo; y tomando siempre en serio las palabras del apóstol Pablo sobre el presente: 'He aquí, ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de la salvación'”, dijo.

La verdad, añadió el Papa, se vuelve más creíble cuando la testimoniamos con la vida.

Llenar la sociedad de la alegría y la esperanza del Evangelio
El pontífice continuó ofreciendo una perspectiva más positiva sobre la cultura contemporánea, señalando que el Evangelio ofrece un mensaje de esperanza para cada época, incluida la nuestra.

“El celo apostólico nunca es una simple repetición de un estilo adquirido, sino un testimonio de que el Evangelio está vivo hoy aquí para nosotros”, dijo.

La Iglesia, dijo el Papa, debe salir a las calles de nuestro mundo para favorecer el encuentro y la unidad, en lugar de gritar el nombre de Jesús desde un balcón.

En conclusión, el Papa Francisco dijo que la Iglesia debe estar en la encrucijada de la sociedad, para que los cristianos puedan llenar las actuales sociedades pesimistas con la esperanza y la alegría del Evangelio.

“En resumen, más que querer convertir el mundo de hoy, necesitamos convertir la pastoral, para que encarne mejor el Evangelio en el mundo de hoy” 

“Hagamos nuestro el deseo de Jesús: ayudar a los compañeros de viaje a no perder el deseo de Dios, a abrirle el corazón y a encontrar al Único que, hoy y siempre, da paz y alegría a la humanidad”.+