En su gira, el pontífice tocó las llagas de los pueblos chipriota y griego, puso en evidencia la indiferencia europea ante el drama de los refugiados y migrantes, y subrayó el diálogo ecuménico.
Al presidir la misa en el l "Megaron Concert Hall", en el marco de su visita a Grecia, Francisco llamó a no temer y recordó que la clave está en confiar en Dios y ponerlo en primer lugar.
"Que sería de Chipre sin la presencia de su misión", expresó el Papa dirigiéndose a los efectivos argentinos que forman parte de los Cascos Azules con operaciones en la isla mediterránea.
En una oración ecuménica, escuchó testimonios de migrantes llegados a Chipre e improvisó unas palabras porque dijo "no podemos callar" y aseveró que la migración hacia Europa es "la guerra" de hoy.