El arzobispo de Bahía Blanca vinculó el testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo con los desafíos del presente y el riesgo de una cultura que juzga sin misericordia.
La Misa Crismal, marcada por el espíritu jubilar y la reciente adversidad vivida en la ciudad, contó con la presencia de autoridades civiles, religiosas y nuevas incorporaciones al servicio pastoral.
Estuvo encabezada por el obispo local, Daniel Fernández, quien delineó el proyecto diocesano para este año y convocó a una misión para julio. El Sínodo y la Pastoral de la Escucha, temas de análisis.
Mons. Carlos Azpiroz Costa presidió la Eucaristía. "Lo que nos pide el Señor en este año académico es una solidaridad profunda, radical, una alianza definitiva", afirmó el arzobispo.