Martes 23 de abril de 2024

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"Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?" (Is 43,19)

Carta de monseñor Dante Braida, obispo de La Rioja, para el Adviento (La Rioja, 27 de noviembre de 2020)

Queridos hermanos y hermanas:

Con renovada esperanza iniciamos el TIEMPO DE ADVIENTO poniendo la mirada en, Jesús que viene a nuestro encuentro para alentar nuestras vidas y animar nuestro caminar como miembros de su familia. 

“Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” (Is. 43,19) Con estas palabras el Señor, por medio del Profeta, anima a su Pueblo que sufre en el destierro y les anuncia la liberación. Estas palabras que nos alientan hoy, como Pueblo de Dios, a vivir este tiempo de adviento para celebrar auténticamente el nacimiento de Jesús, que viene a traernos la verdadera y más profunda liberación instaurando entre nosotros su Reino de VIDA, JUSTICIA, AMOR Y PAZ.

Las palabras del profeta Isaías son más que oportunas para iluminar este año, marcado por una gran pandemia que nos trajo mucha incertidumbre, y a la vez nos hizo palpar de cerca la fragilidad humana para darnos cuenta que solos no podemos en la vida, que necesitamos de la ayuda de Dios y de toda persona. 

Jesús, que vino a hacer nuevas todas las cosas, es la mejor ayuda para orientar correctamente nuestras vidas, para darnos cuenta qué cosas son verdaderamente importantes y cuáles no. 

En este adviento, por tanto, los invito a orar y reflexionar con el Evangelio que se nos propone cada día para discernir en este tiempo qué cosas nuevas van surgiendo en nosotros, en la Iglesia y en la sociedad. Descubrir a qué nuevo modo de vida nos está llamando el Señor para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo, y para construir un mundo más justo y fraterno que refleje la belleza de su Reino. 

“Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” son palabras que nos alientan a la esperanza. En este tiempo, en que nuevamente, se propone en nuestra querida Patria un proyecto de ley que incluye la posibilidad de eliminar vidas humanas en estado de gestación, vidas que en sí mismas tienen una inalienable dignidad y están germinando como un bien para toda la humanidad. 

El tiempo de adviento, que prepara para celebrar el Nacimiento que vino renovar la historia, es un tiempo propicio para ver cómo estamos asumiendo nuestro compromiso cristiano en el cuidado de la vida en todas sus etapas de desarrollo. Si descubrimos en nosotras tibiezas o faltas de compromiso será un tiempo más que oportuno para iniciar una conversión y renovación profunda en nuestras vidas para que, junto a otros hermanos y hermanas, podamos trabajar decididamente y con valentía, en la defensa y promoción de toda vida humana. En este sentido, les decía a inicio de este año, “se tiene que destacar nuestra responsabilidad y caridad como cristianos que ha de manifestarse de tantas maneras creativas como el Espíritu nos lo indique. En primer lugar ofreciendo el calor de una comunidad-familia que de modo incondicional siempreacoge la vida, la cuida y la acompaña esté como esté, brindando los medios necesarios para promoverla.[1]

Con este espíritu y considerando que a nuestro alrededor suelen darse embarazos en situaciones difíciles: ¿Será posible que cada parroquia o comunidad genere un espacio propicio para la contención, cuidado y ayuda solidaria para esa madre, ese niño en gestación y su entorno familiar? ¡Creo que podemos hacer esto y mucho más! si nos dejamos conmover por estas realidades y ponemos los ojos fijos en Jesús que, en la parábola del Buen Samaritano, nos indica con claridad este camino.

No dejemos pasar este tiempo de Adviento, en este contexto de pandemia y debate sobre el valor de la vida humana, para animarnos a una profunda conversión. Si nos animamos a esta conversión podremos celebrar con alegría en cada nacimiento de un niño una nueva Navidad.

Como nada de esto puede realizarse sin la ayuda de Dios, les propongo fortalecer en este tiempo nuestra oración diaria, y el 12 de diciembre día de la Virgen de Guadalupe, les propongo a una especial jornada de ORACIÓN Y ADORACIÓN AL SANTÍSIMO POR LA VIDA y por un renovado compromiso de nuestras comunidades con toda VIDA HUMANA.

Confiamos a nuestra Madre el compromiso con la Vida con esta oración de S. Juan Pablo II:

OH María, aurora del mundo nuevo, Madre de todos los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida: mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida. Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida. Amén.

Que el Dios de la Vida los bendiga abundantemente y les conceda su paz!

La Rioja, 27 de noviembre de 2020.

Mons. Dante G. Braida, obispo de La Rioja


Nota
[1] Mons. Dante Braida. Mensaje en la Fiesta de San Nicolás, 1° de enero de 2020.