Nacido a fines del siglo I, antes que desapareciesen algunos de los Apóstoles, Narciso fue el tercer obispo de Jerusalén, elegido a la edad de 80 años. La elección fue unánime, debido a que era el sacerdote más sabio y ejemplar de la ciudad. Presidió el Concilio que se reunió en Palestina el año 195, para decidir sobre el día en que debía celebrarse la Pascua, estableciéndose que debía serlo en domingo, y no el día que la conmemoraban los judíos. Durante algunos años se retiró al desierto para hacer vida de anacoreta, pero luego volvió a Jerusalén donde retomó el gobierno de la diócesis. Murió a los 116 años de edad.