Pentecostés es la fiesta de la venida del Espíritu Santo. Esta gran solemnidad era ya celebrada, con aquel nombre, por el pueblo judío, en memoria de la promulgación de la ley de Moisés en el Sinaí. Los cristianos continuaron celebrándola en memoria de la promulgación de la ley evangélica que tuvo lugar ese día en el Cenáculo de Jerusalén con la venida del Espíritu Santo. En solemnidad de Pentecostés, se leen tres textos bíblicos referidos al acontecimiento que marca la fundación de la Iglesia: el libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11) donde se narra el momento de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles: "Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar: una carta de San Pablo (1 Corintios 12,3b-7.12-13) en la que el apóstol dice que "todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo" y el Evangelio de San Juan (20,19-23), en el pasaje donde Jesús les dice a sus apóstoles: "Como el Padre me envió a mí yo también los envío a ustedes: Reciban el Espíritu".