San Timoteo.
Era el discípulo preferido y su fiel compañero. Nació en Listra de padre pagano y madre judía. Después que Pablo lo ordenó sacerdote lo acompañó en sus viajes apostólicos por Asia, Macedonia, Grecia y Jerusalén. Sólo se separó de Pablo cuando éste lo nombró obispo de Efeso. Dos epístolas de San Pablo están dirigidas a Timoteo. Murió apedreado en Efeso, el año 97.
San Tito.
Fue el otro discípulo y compañero de San Pablo. Se desconoce su lugar de nacimiento y todo lo que se sabe de su vida es a través de las dos cartas de San Pablo a los Corintios. Tito acompañó a Pablo al primer concilio de Jerusalén, donde se debatió la cuestión de la circuncisión de los cristianos -precisamente el caso de Tito era de los más notables- a lo que Pablo se opuso. Después de predicar Pablo en Creta, consagró y nombró a Tito obispo de aquella isla. Se sabe que evangelizó también Dalmacia (la actual Yugoslavia). Murió en Creta a una edad muy avanzada.