La Iglesia celebra hoy la conversión de San Pablo, pues se trata de un acontecimiento que tuvo extraordinaria importancia en la historia de la Iglesia. Saulo -nombre primitivo de Pablo- nacido en Tarso de Cilicia, era fariseo e hijo de fariseos. Discípulo de Gamaliel y amigo, pariente y verdugo de San Esteban, el protomártir cristiano, siente un celo por la ley de Moisés que lo devora y un odio inmenso contra los cristianos que se apartan o contrarían las viejas tradiciones. Por eso los persigue. En esta tarea se dirigía un día a Damasco. En el camino una luz lo ciega, cae del caballo y oye una voz que le dice: "Saulo, ¿por qué me persigues?" Desde ese momento su vida cambió radicalmente y de perseguidor se convirtió en el más grande de los apóstoles de Cristo. Este episodio aconteció en el año 35, cuando Pablo contaba 36 años de edad.