Nació en la España musulmana del 800. Su madre, cristiana, la instruyó en su religión, en cambio su hermano, musulmán como su padre, le impedía asistir al culto cristiano. Flora decidió huir y refugiarse en casa de una familia, donde podría dedicarse libremente a la oración. Su desaparición dio motivo al rey moro de Córdoba, a desatar una cruel persecución contra los cristianos. Al conocer esto, Flora se ofreció como víctima para que cesara la persecución. Entonces su hermano la puso en manos del juez quien ordenó cortarle la cabeza. Era el año 851.