Como un complemento de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, la Iglesia coloca al día siguiente la fiesta del Inmaculado Corazón de María con el propósito de poner a la consideración de los fieles la profundidad y la ternura del amor que derrama el corazón de la madre de Dios.
Hoy, conmemoración del Inmaculado Corazón de María, se lee el libro de Isaías (61,9-11) donde el profeta exclama: "Yo desbordo de alegría en el Señor y mi alma se regocija en mi Dios"; y el evangelio de San Lucas (2,41-51) donde se narra el episodio de Jesús perdido y hallado en el templo de Jerusalén.