Vivió en el siglo II. Fue un filósofo muy apreciado y reconocido por su cultura. Un día llegó a sus manos un ejemplar de la Biblia e inmediatamente surgió en él un vivo deseo de atacarla y ridiculizarla. Para ello se dedicó a leerla detenidamente buscando los puntos débiles. Pero al ir pasando las páginas, la gracia de Dios fue operando la conversión de su corazón. Al término de la lectura se había con-vertido en un admirador y defensor de ella. Con el tiempo fue elegido obispo de Antioquía, una de las ciudades más importantes del mundo antiguo y escribió una “Apología” en tres volúmenes.