Nació en 1869 en Sudán. Tenía siete años cuando fue raptada por negreros árabes que la vendieron en los mercados de esclavos. Experimentó las humillaciones y los sufrimientos físicos y morales de la esclavitud, pasando de mano en mano cinco veces por varios dueños que la sometieron a crueldades y malos tratos. En Jartum la compró el cónsul italiano que la llevó a Génova. En 1888 fue confiada al cuidado de las religiosas canossianas que la prepararon para el bautismo y en cuya congregación ingresó finalmente. Tras 50 años de vida ejemplar murió perdonando a los negreros el 8 de febrero de 1947. Fue beatificada por Juan Pablo II el 17 de marzo de 1992, quien también la canonizó el 1º de octubre de 2000.
Nació en Valencia el año 1481. Fue un ilustre militar que combatió en el ejército de la República de Venecia. Defendiendo la fortaleza de Castelnuovo, en Treviso, cayó prisionero y fue condenado a muerte, pero consiguió evadirse casi milagrosamente. A consecuencia de ello, dejó su vida disipada y escandalosa que llevó hasta entonces y se dedicó al servicio del prójimo. Fundó una congregación religiosa -los Regulares de Somasca- con la finalidad de socorrer a los niños huérfanos y educar a la juventud. En 1537, cuidando a enfermos de la peste, contrajo la misma enfermedad y falleció mártir de la caridad. Pío XI lo proclamó patrono de los huérfanos y niños abandonados.