Natural de Colonia, Bruno de Hartenfaust hizo brillantes estudios en París y llegó a ser canónigo y famoso profesor de teología en Reims. De pronto rompió con todo, y con seis amigos se retiró a uno de los solitarios bosques del Delfinado, llamado "La Cartuja". Allí se entregó a una vida de penitencia, oración y silencio. Pronto se vio rodeado de más discípulos y fundó con ellos la Orden de los Cartujos, los monjes más austeros de la Iglesia Católica, dedicados a la más pura contemplación en un absoluto silencio. Después de fundar el segundo monasterio en Calabria, murió en él, a los 50 años de edad, el año 1101. Los monjes cartujos siguen asombrando al mundo por su retiro y su penitencia.