El célebre obispo de Milán, nació en Arona (Lombardía) el año 1538. Su tío, el papa Pío IV, lo hizo cardenal a los 24 años y le encargó la administración de los Estados Pontificios. Fue uno de los grandes obispos del siglo XVI. A su sabiduría y talento se debe, en gran parte, que se terminara exitosamente el Concilio de Trento. Celebró sínodos y concilios, estableció colegios, renovó el espíritu de su clero y de las congregaciones religiosas. Su reglamentación del seminario diocesano de Milán, sirvió luego para toda la Iglesia. Murió en Milán a los 46 años, el 3 de noviembre de 1584. Pablo V en 1610 lo declaró santo.