Mensaje de Navidad de los patriarcas y los jefes de las iglesias de Jerusalén
- 23 de diciembre, 2020
- Jerusalén (Tierra Santa) (AICA)
"El nacimiento de Jesús no es un mero hecho histórico, sino un regalo perpetuo para toda la creación", escriben los pastores de Tierra Santa.
El mensaje de Navidad de los patriarcas y jefes de las Iglesias de Tierra Santa que llega desde Jerusalén es de aliento, esperanza y apoyo, mirando a Dios que nos acompaña siempre, en toda circunstancia. El texto también hace referencia a la presencia de las diversas comunidades religiosas en Tierra Santa como un rasgo “específico y precioso”.
“El nacimiento de Jesús no es un mero hecho histórico, sino un regalo perpetuo para toda la creación”: son las palabras de los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén escritas en su mensaje de Navidad, que destaca que “el don que Dios nos da en estos tiempos difíciles trae esperanza, renovación y aliento a toda la creación”.
Los líderes religiosos expresan sus pensamientos con especial referencia a “estos tiempos excepcionales de la pandemia del Covid-19, la crisis económica, la injusticia y la creciente violencia contra los vulnerables y débiles”.
“La presencia de Dios con nosotros en todas las circunstancias es una fuente de aliento y apoyo”, reiteran, manifestando su “solidaridad con todas las personas de todo el mundo que se han visto afectadas por la pandemia y sus consecuencias a muchos niveles, en particular la población de Belén y sus alrededores”. Los patriarcas y los jefes de las Iglesias de Jerusalén también aseguran sus oraciones para que “la próxima vacunación contra el Covid-19 pueda poner fin a la pandemia y volver a la normalidad”.
Cristianos sean testimonios de paz
El mensaje, por lo tanto, recuerda que “la presencia de las comunidades cristianas, junto con otras comunidades de fe en Tierra Santa, sigue siendo una parte esencial del mosaico social, cultural y religioso de Oriente Medio” y añade que la reciente profanación de la Iglesia de la Agonía en Jerusalén, no desalentará a los cristianos para continuar con su misión y testimonio de paz.
“Jesús nació en un tiempo de angustia, violencia, exclusión y pobreza -concluyen los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén-, compartió con nosotros la carne humana y sus limitaciones, excepto el pecado, para que a través de su pasión, muerte y resurrección, todos podamos tener vida y tenerla en abundancia”.+