Sábado 20 de abril de 2024

"Somos familia": Los Hogares de Cristo comienzan a transitar el 2021

  • 10 de febrero, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
En el comienzo de un nuevo año, el equipo de Familia Grande Hogar de Cristo envió una carta a la comunidad.
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En una carta dirigida a la comunidad, la Familia Grande Hogar de Cristo hace un repaso del 2020, un año “completamente único” que “como plataforma de despegue para no aflojar en este 2021 nos entrenó bastante bien”. 

En primer lugar agradece por el año que pasó en el que, reconoce, “veníamos muy entusiasmados, preparando con muchas ganas el Encuentro Nacional que hacemos todos los años en el mes de marzo, que para nosotros es fundacional”.

“Por otro lado, por primera vez, organizamos un encuentro apoyados en la convocatoria del papa Francisco para pensar una nueva economía: la ‘Economía de Francisco’, por san Francisco de Asís, economía que tiene un rostro más humano”.

El lema para 2020, recordaron, era “Somos Iglesia”, y tenía la intención de “poder reconocernos como signo de la Iglesia que soñamos”. 

“En eso estábamos y de pronto se cortó la presencia, el trabajo cercano con el otro y los encuentros, las pasantías, los recorridos, las visitas, las charlas y conferencias, en fin, todo lo que hacemos para ser lo que somos. Hubo que frenar de golpe y primero darse cuenta, tomar conciencia”.

Luego llegó el miedo, y como reacción, decidieron “caminar con otros”. Para ello se reunieron y pusieron como prioridad tres ejes: “Reforzar la asistencia alimentaria; cuidar a los mayores y a toda la población de riesgo ya sea en situación de calle o consumo problemático; y abrir casas de aislamiento”.

Fieles al lema de “recibir la vida como viene”, los Centros “salieron al encuentro demostrando que para la organización lo único innegociable, más allá de cualquier adversidad, es soltarle la mano a la gente y quedarnos en zona de comodidad”.

“Fuimos muy conscientes de que la cuarentena que se vivió en Europa iba a ser muy diferente a la de Latinoamérica con sus villas, el hacinamiento, el trabajo en negro, el trabajo informal, la pobreza y la indigencia, la malnutrición, las debilidades educativas, infraestructurales, sanitarias”.

“Supimos que iba a ser muy importante tener un lugar de puertas abiertas porque sería imposible que la cuarentena ‘se aguantara’ en las condiciones en que vive la gente en los barrios”, reconocieron, y mirando para atrás, consideraron que “reaccionamos tarde, podríamos haber planteado esto antes de que se declarara la pandemia y preparar todos los lugares, pero se dio de esa manera y estoy convencido de que se está haciendo mucho y muy bien”.

En ese sentido, expresaron su agradecimiento “a cada uno de los que tomaron decisiones. Se organizaron y fueron a tirar redes de contención, fieles a nuestra mirada que siempre está en los más pobres, en los últimos, en los más solos”. 

“Nosotros teníamos la experiencia de una práctica cotidiana y no fue novedoso para nuestros espacios ponernos al servicio del más necesitado. Entonces brotó la entrega, la actitud de servicio junto con el conocimiento que se tiene de nuestros lugares, su gente, los barrios, sus problemas y sobre todo, el amor que se tiene a la gente y a la tarea. En todos los Centros se pudo transformar ese amor en creatividad y se reconfiguraron las actividades, las funciones y todos están, aún hoy, arrastrando el cansancio, pero rompiéndose el lomo creativamente por amor y apostando al diálogo para resolver la infinidad de dificultades que fueron apareciendo”.

“Estamos muy felices por la respuesta institucional, y por la altura y la grandeza de las respuestas de los Centros. Hubo que ser valiente y capacitarse porque muchos lugares instituidos planteaban el cierre de todo y hubo discusiones, debates y posiciones diversas que se reconciliaron para dar la respuesta del amor que es presencia, con distanciamiento, barbijo y alcohol, pero buscando lo que hace falta y poniéndolo en manos del que lo necesita”.

Hoy, pese al cansancio y a las dificultades, “quienes integramos los Centros Barriales estamos asumiendo funciones del Estado, de un Estado que se corrió o cambió de papel en la emergencia”. El esfuerzo de la gente de los Centros, afirmaron, “es invaluable. Es conmovedor”.

“Nosotros como organización rezamos mucho a Dios para que esto nos una. Si algo está demostrando esta desgracia mundial es que nadie se salva solo. Necesitamos estar en sintonía como sociedad. Esta gran crisis nos pone a mirar con ojos nuevos nuestras verdades científicas, nuestras instituciones, nuestros modos de ser. Sueño con que no se nos ocurra hacerlo mirando cada uno nuestro ombligo, sino al otro, al hermano, al bien común por sobre el confort personal, aunque nos cueste mucho y sea tan difícil”.

Recordando la frase “la alegría de saber que no estamos solos”, advirtieron que “si nos quedamos encerrados en nosotros mismos, desesperamos, sentimos que somos locos batallando contra molinos de viento. Pero cuando sabemos que somos muchos los que queremos otro mundo, que le estamos poniendo el cuerpo, que seguimos sosteniendo lo alimentario, el cuidado de la salud, el cuidado de las personas —y siempre con el eje puesto en la persona y con el más pobre en el centro— recibimos oxígeno lo que nos permite seguir empujando para adelante”.

En ese sentido, valoraron la fortaleza de una comunidad “que quiere a los vecinos, que hacen que los vínculos, el tiempo y el cuidado se mantengan. Si miramos a quienes hacen la marcha anticuarentena, ninguno es pobre. Creo que la fuerza y la sabiduría más grande la atesoran nuestros barrios que aman la vida porque es lo único que tienen y es lo que más valoran, aunque las estadísticas muestren que la pierden más fácilmente que otros argentinos, por las condiciones sociohistóricas de su existencia, entre otras cosas”.

“Por eso también agradecemos muchísimo a los pobres, a nuestras barriadas, que son muy pacientes y hacen que todo pueda sostenerse. Algo que observamos y compartimos muchos de nosotros es que ellos son los que más valoran la vida, la de ellos, la de sus hermanos, la de sus vecinos”, insistieron.

Por otra parte, destacaron el papel de “los chicos y chicas que pasaron por situaciones de consumo o violencia de género” y hoy ocupan un lugar fundamental: “Ahí están, se pusieron al hombro todo, desde cocinar, repartir las viandas, cuidar a los abuelos, armar los lugares de aislamiento, se unieron ante el sentido de la vida: ayudar a los demás”. 

Luego se refirieron a la Universidad Latinoamericana de las Periferias, una gran novedad, llevada adelante por el presbítero Carlos Olivero y Sofía. Al respecto, hubo una presentación del sacerdote en el Vaticano.

También se centraron en el desafío de las “3T” (Techo, Tierra, Trabajo): “El Área de Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones en Cáritas Argentina, en una nueva estructuración de la Institución, queda fusionada con las áreas de Economía Social y Solidaria, y la de Vivienda, como una nueva área: Desarrollo Humano Integral. La intención de esta renovación estructural es generar un camino juntos en este proceso”.

“Este año se fueron federando oficialmente muchos Centros Barriales y es necesario renovar la Comisión Directiva. Queremos que en el nuevo trienio se encuentren más representados tanto el Interior como las mujeres”. En ese sentido, la nueva comisión que proponen para votar en asamblea por los federados es la siguiente: presidente, presbítero José María Di Paola (Centro Barrial Gaucho Gil, La Cárcova, José León Suárez, Buenos Aires); secretario, presbítero Nicolás Angelotti (Centro Barrial San José, Puerta de Hierro, La Matanza, Buenos Aires); vocal, María Elena Acosta, Centro Barrial Hogar Virgen del Carmen, Villa 15, Buenos Aires; tesorera, Beatriz Ballario, Escuela Familia Grande Hogar de Cristo; Comisión Revisadora: Sofía Bordoli (Centro Barrial Hogar de Cristo Nazareth, Gualeguaychú, Entre Ríos); vocal, Ana Campoli, Centro Barrial Madre de la Esquina, Barrio Suárez, y Quique González (Centro Barrial Calle Belén, Casa Luján, Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires; vocal, Romina Roda (Centro Barrial Virgen del Carmen, Yerba Buena, San Miguel de Tucumán).

“Sabiendo que todo puede cambiar de un momento a otro en lo vinculado a las restricciones que vivimos durante la pandemia”, igualmente anticiparon las fechas de la Asamblea de la Federación, el 20 de marzo a las 15 en la Villa Marista de Luján con la modalidad mixta (presencial/virtual); y de una misa el domingo 21 de marzo en la basílica de Luján como festejo presencial para quienes pudieran concurrir.

El lema 2021 será “Somos Familia”, anticiparon, en sintonía con el papa Francisco y el año de San José. “Este será nuestro espíritu de Familia Grande para reflexionar juntos durante 2021 y pronto les acercaremos un texto que profundice esta línea”, aseguraron. “Que 2021 nos encuentre como hasta ahora: juntos, trabajando y unidos por la fe que nos hace hermanos”.+