Viernes 19 de abril de 2024

Último adiós a monseñor Bianchi di Cárcano en la catedral de Azul

  • 4 de agosto, 2021
  • Azul (Buenos Aires) (AICA)
Mons. Manuel Salaberry describió el itinerario espiritual de su antecesor, a quien definió como un hombre de oración, amor por la Eucaristía y con una especial capacidad de reflexión y de humildad.
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El obispo de Azul, monseñor Hugo Manuel Salaberry SJ, presidió el 3 de agosto la misa de exequias en memoria de monseñor Emilio Bianchi di Cárcano, el pastor diocesano que falleció el lunes en la localidad bonaerense de San Isidro.

“Como Iglesia diocesana ofrecemos a Dios nuestra oración por monseñor Emilio, quien durante largos años en esta porción de la Iglesia universal ha ejercido el ministerio episcopal, guiando, enseñando, santificando”, destacó en la homilía.

“En esta misa exequial no solo pedimos a Dios todo misericordioso, que perdone los pecados de este padre y hermano nuestro que, por su humana fragilidad haya cometido, sino que especialmente damos gracias por los innumerables beneficios con los que monseñor Emilio nos prodigó durante su larga vida terrena”, precisó.

Monseñor Salaberry aseguró que su antecesor fue “un hombre de oración, creyó en la oración, sabía que la oración que nace del corazón es la que nos deja al descubierto delante de Dios tal cual somos. La oración es algo decisivo en la vida del cristiano”.

“Frecuentaba la lectura de los salmos y aprendía en esa escuela de oración. Jamás se olvidaba de llevar el breviario, porque sabía muy bien que es propio de la oración ir acompasando el tiempo de las obras”, agregó, y recordó: “Una vez, siendo ya obispo emérito, le escuché decir que él cada día comprendía mejor que su oficio, su ministerio era rezar por la Iglesia, por esta diócesis y muy especialmente por los sacerdotes”.

El prelado detalló que otro elemento decisivo del itinerario espiritual de monseñor Bianchi di Cárcano fue “el amor a la Eucaristía, poner a Jesús en el centro cada día, poner a Jesús en el centro de la vida. Según el mismo decía: ‘nunca termino una jornada sin haber celebrado la misa y haber recibido sacramentalmente a Jesús”.

“En la Conferencia Episcopal ocupó varios cargos, pero siempre me dio la impresión por lo que él contaba, que el lugar que más le gustó fue la Comisión de Ministerios; ocuparse de las vocaciones. Amaba el sacerdocio, descubrió también la riqueza del ministerio diaconal y ayudó a descubrirla”, y detalló: “En el trascurso de su largo ministerio episcopal ordenó 26 sacerdotes para nuestra diócesis y otras tantos diáconos”.

Por último, monseñor Salaberry resaltó algo que en lo personal siempre le llamó la atención de monseñor Bianchi di Cárcano: “Su capacidad de reflexión, pero sobre todo, su gran humildad para reconocer cuando estaba equivocado y pedir perdón. No le fue algo ajeno. Su lema episcopal recoge el eco de aquella inesperada profecía del sumo sacerdote Caifás: Jesús iba a morir por la nación y no solo por la nación sino también para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos, para congregar en la unidad a los hijos de Dios”.

Y pidió en el final: “Que sus restos mortales que descansarán en el mausoleo de esta iglesia catedral, nos recuerden permanentemente nuestra vocación a la unidad, ser uno en Cristo y Dios todo en todos. Querido monseñor Emilio: al paraíso te lleven los ángeles, que a tu llegada te reciban los mártires y te introduzcan en la Ciudad Santa de Jerusalén. Descansa en paz”.+