Jueves 28 de marzo de 2024

Francisco: "No caer en la caricatura mundana de la Navidad"

  • 28 de diciembre, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En el cuarto centenario de la muerte de san Francisco de Sales, el Santo Padre anunció en la audiencia general la publicación de una carta apostólica.
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Al cumplirse este 28 de diciembre, cuatrocientos años de la muerte de San Francisco de Sales, el papa Francisco dedicó su catequesis, durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, a reflexionar sobre la Navidad junto con el gran predicador y maestro espiritual del siglo XVII. 

Con motivo de ese aniversario, el Papa explicó al final de la audiencia que ha escrito una carta apostólica titulada “Totum amoris est”(Todo pertenece al amor), que se publica hoy. Este texto -cuyo título incorpora una de las frases más célebres del Tratado sobre el amor de Dios escrito por el santo obispo de Ginebra- recorre la vida de san Francisco de Sales y, sobre todo, la actualidad de su pensamiento en una época como la nuestra, en muchos sentidos similar  a la del siglo XVII.

"Prefiero cien veces ver al Niño en el pesebre que a todos los reyes en sus tronos", con estas palabras del santo obispo en sus cartas a santa Juana Francisca de Chantal, Francisco comenzó su catequesis. 

"Jesús, el Rey del universo, nunca se sentó en un trono: nació en un establo, fue envuelto en pañales y acostado en un pesebre; y finalmente murió en una cruz y, envuelto en una sábana, fue depositado en el sepulcro. De hecho, el evangelista Lucas, al relatar el nacimiento de Jesús, insiste mucho en el detalle del pesebre", explicó el pontífice.

El misterio del pesebre
El Papa quiso profundizar en el misterio del nacimiento de Jesús, "en compañía" de san Francisco de Sales, "para entender qué clase de Mesías es el que nació en Belén de la Virgen María, es decir, en definitiva, quién es Jesús. Jesús es el Hijo de Dios que nos salva haciéndose hombre, despojándose de su gloria y humillándose".

El signo del pesebre nos muestra el "estilo" de Dios, que es cercanía, compasión y ternura.  Por eso Su Santidad añadió: "Con este estilo suyo, Dios nos atrae hacia sí. No nos toma por la fuerza, no nos impone su verdad y su justicia. Quiere atraernos con amor, con ternura. En otra carta, de nuevo en el contexto de la Navidad, san Francisco de Sales escribe: 'El imán atrae al hierro y el ámbar a la paja y al heno. Pues bien, tanto si somos de hierro por nuestra dureza, como si somos de paja por nuestra debilidad, debemos hacernos atraer por este Niñito celestial'".

A veces somos "de hierro", es decir, duros, rígidos, fríos. Otras veces somos "paja", es decir, frágiles, débiles, insustanciales. Así que Dios encontró el medio de atraernos seamos como seamos: con amor. No un amor posesivo y egoísta, como desgraciadamente suele ser el amor humano. Su amor es puro don, pura gracia, es todo y sólo para nosotros, para nuestro bien. Y así nos atrae, con este amor desarmante y desarmado.

La pobreza
Otro aspecto que se destaca en el pesebre es la pobreza, entendida como renuncia a toda vanidad mundana. San Francisco de Sales escribe al respecto: "Dios mío, ¡cuántos santos afectos suscita en nuestros corazones este nacimiento! Pero, sobre todo, nos enseña la renuncia perfecta a todos los bienes, a toda la pompa de este mundo. No lo sé, pero no encuentro otro misterio en el que se mezclen tan dulcemente la ternura y la austeridad, el amor y el rigor, la dulzura y la dureza".

En ese sentido, el pontífice comentó: "Sí, tengamos cuidado de no caer en la caricatura mundana de la Navidad, reducida a una celebración cursi y consumista. No, el amor de Dios no es meloso, el pesebre de Jesús nos lo demuestra. No es una bondad hipócrita, que esconde la búsqueda de placeres y comodidades. Nuestros mayores, que habían conocido la guerra y también el hambre, lo sabían bien: la Navidad es alegría y fiesta, ciertamente, pero con sencillez y austeridad".

El Papa concluyó recordando que san Francisco de Sales, dos días antes de su muerte, les dijo a las hermanas visitandinas "¿Ves al Niño Jesús en el pesebre? Recibe todos los estragos del tiempo, del frío y de todo lo que el Padre permite que le suceda. No rechaza los pequeños consuelos que le da su madre, y no está escrito que extienda nunca las manos para tener el pecho de su Madre, sino que todo lo deja a su cuidado y previsión; así nosotros no debemos desear nada ni rechazar nada, soportando todo lo que Dios nos envía, el frío y las injusticias del tiempo".

Tal y como expresó el Papa, "esto es una gran enseñanza, que nos viene del Niño Jesús a través de la sabiduría de San Francisco de Sales: no desear nada y no rechazar nada, aceptar todo lo que Dios nos envía. Pero, ¡cuidado! Siempre y sólo por amor, porque Dios nos ama y sólo quiere nuestro bien".+