Jueves 12 de junio de 2025

"Te llevo tatuado en la palma de mi mano", recordó Mons. Han Lim Moon

  • 11 de mayo, 2018
  • San Martín (Buenos Aires)
Estamos prontos a la fiesta de la Ascensión del Señor y monseñor Han Lim Moon, obispo auxiliar de San Martín, envió su mensaje invitando a la reflexión. "Dios nos ha elevado a la altura de Él a través de su Hijo y nos hizo sentar a la derecha del Padre para gozar eternamente de la felicidad", afirmó.
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Monseñor Han Lim Moon, obispo auxiliar de San Martín, recordó en este domingo de la Ascensión del Señor el reencuentro de Jesús con el Padre: "Después de 33 años de separación, Dios Padre lo recibe con un fuerte abrazo emocionante y lo invita a sentarse a su derecha mientras lo observa a Jesús bien morochito, oscurito."

Y prosiguió imaginando la charla que los dos tendrían al encontrarse: "Entonces le pregunta a Jesús: "Hijo, ¿qué te ha sucedido?, ¿no es que naciste en Belén de Judea? o ¿el sol te quemó mucho?". "No, Padre, no me quemó el sol, me hice el tatuaje", le dice Jesús. Y el Padre le dice: "¡¿Tatuaje?!". "Sí, Padre", dice Jesús. "Y vos dijiste en el profeta Isaías 49, 16: ´yo te llevo tatuado en la palma de mi mano´. Así que yo te hice caso, hice el tatuaje de todos los nombres de la humanidad: pasada, presente y futura. Y, como no me alcanzaba el lugar, me hice el tatuaje en todo el cuerpo".

Con esta metáfora, monseñor Han Lim Moon, ilustró el misterio de la Ascensión. Pero señaló: "Este misterio comienza con la Encarnación cuando el Hijo de Dios se hizo hombre en Jesús y padeció y murió y resucitó para rescatarnos." Y continuó: "Dios nos ha elevado a la altura de Él a través de su Hijo y nos hizo sentar a la derecha del Padre para gozar eternamente la felicidad".

El prelado invocó al Espíritu Santo, a pocos días de su venida, y concluyó con una oración a la Vigen: "Te invito, querido amigo y amiga, a que recemos en estos días intensamente, unidos a la Virgen María, para esperar al Espíritu Santo que nos impulsará para esta misión hermosa de cerrar, nosotros, el segundo capítulo de la redención de Cristo para la salvación de todos los hombres. ¡Qué el Señor te bendiga! Amén".+