Viernes 26 de abril de 2024

Romero será beato "en pocos meses", por defender a los pobres y buscar la justicia

  • 4 de febrero, 2015
  • Ciudad del Vaticano
El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia y postulador de la causa de beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, brindó una conferencia de prensa en la que aportó algunos detalles sobre la pronta beatificación del arzobispo de San Salvador asesinado en 1980. Aseguró que será beatificado "en pocos meses" en El Salvador y asimismo contó detalles de su vida y del extenso proceso seguido hasta proclamar su martirio.
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El arzobispo Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia y postulador de la causa de beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, brindó una conferencia de prensa en la que aportó algunos detalles sobre la pronta beatificación del arzobispo de San Salvador asesinado en 1980 y asimismo contó detalles de su vida y del extenso proceso seguido hasta proclamar su martirio.

En la Oficina de Prensa de la Santa Sede, monseñor Paglia estuvo acompañado por el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi SJ; el historiador Roberto Morozzo della Rocca, biógrafo de Romero, y el secretario privado del arzobispo, monseñor Jesús Delgado. El postulador aseguró que la ceremonia de beatificación será en San Salvador en un tiempo no mayor a un año, tal vez "en unos pocos meses".

´´Es un don extraordinario para toda la Iglesia del comienzo de este milenio ver subir al altar un pastor que dio su vida por su pueblo. También lo es para todos los cristianos, como demuestra la atención de la Iglesia anglicana que ha colocado la estatua de Romero en la fachada de la catedral de Westminster", dijo monseñor Paglia al comienzo de su intervención. El prelado también tuvo palabras de gratitud con Benedicto XVI, que según reveló, siguió la causa desde el principio y que decidió desbloquearla para que prosiguiese su itinerario regular.

Monseñor Paglia también reveló que el martirio de Romero fue definido por unanimidad de pareceres, tanto en la comisión de cardenales como en la comisión de teólogos. "El martirio de Romero dio sentido y fuerza a muchas familias salvadoreñas que habían perdido a familiares y amigos durante la guerra civil. Su memoria se convirtió de inmediato en el recuerdo de las otras víctimas, tal vez menos conocidas, de la violencia", dijo el obispo.

Durante la conferencia de prensa, el postulador de monseñor Romero reconoció que el proceso tuvo muchas dificultades, particularmente por la oposición al pensamiento y a la acción pastoral del arzobispo, como así también por la apropiación reducida que durante años hicieron diversos sectores.

"Romero pasa a ser algo así como el primero de la larga lista de nuevos mártires contemporáneos", dijo monseñor Paglia. También hizo conocer que el 24 de marzo, el día de su muerte, fue declarado por la Conferencia Episcopal Italiana como "Jornada de oración por los misioneros mártires". También las Naciones Unidas proclamaron esa fecha "Día Internacional por el Derecho a la Verdad en relación con las Graves Violaciones de los Derechos Humanos Fundamentales y la Dignidad de las Víctimas".

"El mundo ha cambiado mucho desde aquel lejano 1980, pero el pastor de un pequeño país de América Central, habla más fuerte. No deja de ser significativo que su beatificación tenga lugar mientras en la cátedra de Pedro, está, por primera vez en la historia, un Papa latinoamericano que quiere una Iglesia pobre para los pobres. Hay una coincidencia providencial", consideró el prelado.

Romero pastor
Según el postulador, monseñor Romero creía en su función como arzobispo y primado del país y se sentía responsable de la población, especialmente de los más pobres. Por eso se hizo cargo desde su magisterio y desde su tarea de la sangre, del dolor y de la violencia, denunciando las causas que enfrentaban a la nación y que se conocían a través de su predicación dominical, seguida a través de la radio por toda la nación. Defendió al clero perseguido, a los pobres y los derechos humanos.

El clima de persecución era palpable. Pero Romero pasó a ser claramente el defensor de los pobres frente a la feroz represión. Después de dos años de arzobispo de San Salvador, Romero tenía 30 sacerdotes menos, entre los asesinados, los expulsados y los reclamados para escapar de la muerte. Los escuadrones de la muerte mataron a decenas de catequistas de las comunidades de base, y muchos de los fieles de estas comunidades desaparecieron. La Iglesia era la principal imputada y por lo tanto la más atacada. Romero resistió y accedió a dar su vida para defender a su pueblo, dijo Paglia.

Asesinado en el altar durante la misa
Monseñor Paglia recordó que el arzobispo fue asesinado en el altar, mientras celebraba misa en un hospital de la capital. "En él ?agregó- se quería atacar a la Iglesia que brotaba del Concilio Vaticano II. Su muerte, como muestra claramente el detallado examen documental, fue causada por motivos no sólo simplemente políticos, sino por odio a una fe que amasada con la caridad, que no callaba frente a las injusticias que implacable y cruelmente se abatían sobre los pobres y sus defensores. El asesinato en el altar tenía un simbolismo que sonaba como una terrible advertencia a cualquiera que quisiera seguir por ese camino".

El arzobispo también sostuvo que Juan Pablo II tuvo una mala impresión de Romero al comienzo, pero luego reconsideró las circunstancias y decidió visitar su tumba en El Salvador. Recordó que el santo Papa decía que Romero fue asesinado "en el momento más sagrado, durante el acto más alto y más divino", y repetía varias veces "Romero es nuestro, Romero es de la Iglesia".

Romero y la elección de los pobres
"Romero amaba desde siempre a los pobres. Cuando era un joven sacerdote en San Miguel lo acusaban de comunismo porque pedía a los ricos que dieran el salario justo a los campesinos que cultivaban café. Y él les respondía que, actuando así, eran ellos los que no sólo obraban injustamente, sino los que abrían las puertas al comunismo", sostuvo el arzobispo Paglia.

Romero comprendió cada vez más clararamente que para ser el pastor de todos tenía que empezar por los pobres. Poner a los pobres en el centro de las preocupaciones pastorales de la Iglesia y, por tanto, también de todos los cristianos, incluyendo a los ricos, era la nueva forma de la pastoral. El amor preferente por los pobres, no solo no amortiguaba el amor de Romero por su país, sino que, al contrario, lo sostenía. En este sentido, Romero no era un hombre de partido, a pesar de que a algunos podría parecer así, sino un pastor que quería el bien común de todos, pero partiendo de los pobres. Nunca dejó de buscar el camino para pacificar su país.

Romero, hombre de Dios y de la Iglesia
"Romero era un hombre de Dios, un hombre de oración, de obediencia y amor por la gente. Rezaba mucho... Y fue duro consigo mismo, ligado a una antigua espiritualidad hecha de sacrificios....tuvo una vida espiritual ?lineal?, a pesar de su carácter no fácil, estricto consigo mismo, intransigente, atormentado. Pero en la oración encontraba el descanso, la paz y la fuerza", aseguró el postulador.

También se mencionó que fue un obispo fiel al magisterio. Muchas veces se dijo que Romero estaba subyugado por la Teología de la Liberación. Monseñor Paglia recordó que, en una entrevista, se le consultó si estaba de acuerdo con la Teología de la Liberación, a lo que él respondió: "Sí, por supuesto. Pero hay dos teologías de la liberación. Una es la que ve la liberación sólo como liberación material. La otra es la de Pablo VI. Yo estoy con Pablo VI".

Otros detalles en la presentación
El historiador Roberto Morozzo della Rocca hizo un rápido recorrido por la vida del arzobispo Romero y se dedicó a aclarar ciertos puntos controversiales de su vida. Aseguró que la frase a él atribuida "Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño", es apócrifa, por lo tanto inventada.

También se mencionó que, durante los tres años en los que ejerció como arzobispo de San Salvador, llegaban cartas de embajadores, cardenales y políticos que hacían campaña contra el prelado, acusándolo de hacer política, buscar el desequilibrio del país e incluso de ser comunista.

También se reveló que muchos dignatarios eclesiales estaban en contra de la beatificación de monseñor Romero, pero que fue Benedicto XVI el que decidió destrabar el proceso y darle cauce, aunque realizando un estudio minucioso del material.+