Card. Cantalamessa: 'El Resucitado obra en la Iglesia y en el mundo'
- 31 de marzo, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Lo subrayó en su última predicación ante los miembros de la Curia y sin la presencia del Papa, que se recupera en el Policlínico Gemelli de Roma.
El cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, partió -en su quinta y última predicación de Cuaresma- de la cita de san Juan en la que se lee: “En el mundo tendrán tribulación, pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo”, y recordó a los miembros de la Curia Romana –en esta ocasión sin la presencia del papa Francisco, quien se encuentra recuperándose en el Hospital Gemelli de Roma– que “estas son algunas de las últimas palabras que Jesús dirige a sus discípulos, antes de despedirse de ellos”.
El purpurado explicó que se trata de palabras no habituales dirigidas a los que se quedan, porque "el Señor -subrayó- está a punto de partir. De ahí que añada: 'No los dejaré huérfanos: volveré a ustedes'".
Tras explicar el significado del "volveré a ustedes", el predicador afirmó que “es bueno escuchar de una vez los versículos en los que el tema se convierte en la nota dominante”, haciéndolo “con la atención y la conmoción con que los hijos escuchan la disposición del padre respecto al bien más preciado que está a punto de dejarles”.
“Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes”.
El Espíritu de Cristo
De manera que, prosiguió diciendo el purpurado, “la respuesta de la Escritura es que el Espíritu Santo, con la redención, se ha convertido en el Espíritu de Cristo; es el modo en que el Resucitado obra ahora en la Iglesia y en el mundo, habiendo sido constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santificación, en virtud de la resurrección de entre los muertos".
“Debemos liberarnos por completo de una visión de la Iglesia formada gradualmente, que se ha vuelto dominante en la conciencia de muchos creyentes”.
“¿Qué significa esta visión cuando se aplica a la Iglesia?, se preguntó el predicador, a lo que respondió “que Cristo fundó la Iglesia, la dotó de todas las estructuras jerárquicas y sacramentales para su funcionamiento, y luego la dejó, retirándose a su cielo en el momento de la Ascensión”.
“Como alguien que empuja un pequeño bote hacia el mar y luego se aleja de la orilla”.
Sin embargo, el cardenal Cantalamessa destacó que “Jesús ha subido a la barca y está dentro”. Y añadió que “con cada nueva tempestad, incluida las que estamos viviendo, repite lo que dijo a los apóstoles en el episodio de la tempestad calmada: ‘¿Por qué tienen miedo, gente de poca fe?’. Acaso ¿no estoy yo aquí con ustedes? ¿Puedo hundirme yo?”.
“¿Puede el que creó el mar hundirse en el mar?”
El cardenal Cantalamessa dijo haber observado “con alegría que en el Anuario Pontificio, bajo el nombre del Papa, solo figura el título de ‘Obispo de Roma’; y no “todos los demás títulos: Vicario de Jesucristo, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Primado de Italia, etc.", e hizo hincapié en la denominación: "Vicario de Jesucristo".
El resucitado actúa en todo tiempo y lugar dentro de nosotros
“Vicario es alguien que toma el lugar del jefe en su ausencia –dijo el purpurado-, pero Jesucristo nunca se ausentó y nunca se ausentará de su Iglesia. Con su muerte y resurrección se convirtió en ‘cabeza del cuerpo que es la Iglesia’ (Col 1, 18) y seguirá siéndolo hasta el fin del mundo. Él es el verdadero y único Señor de la Iglesia”.
También recordó que “cuando decimos de Jesús que está ‘espiritualmente’ presente, esta presencia espiritual no es una forma menos fuerte que la física, sino infinitamente más real y eficaz. Es la presencia del Resucitado que actúa en el poder del Espíritu, en todo tiempo y lugar, y que actúa dentro de nosotros”.
“Si en la situación actual de creciente crisis energética se descubriera la existencia de una nueva fuente de energía inagotable –prosiguió diciendo el cardenal Cantalamessa–, y si finalmente descubriéramos cómo usar la energía solar a voluntad y sin efectos negativos, ¡qué alivio sería para toda la humanidad!”.
La Iglesia tiene una fuente de energía inagotable
“Pues bien, la Iglesia tiene, en su campo, una fuente de energía inagotable similar: el ‘poder de lo alto’, que es el Espíritu Santo. Jesús podría decir de Él: ‘Hasta ahora nada han pedido en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su gozo sea completo”
Por otra parte refirió que en el Antiguo Testamento “la palabra de Dios, una vez pronunciada, vuelve a ser activa y actual cada vez que se vuelve a proclamar”. Y recordó que “Jesús le dijo a Pedro: ‘Sobre esta piedra edificaré mi iglesia’. Él no dijo: ‘Edificaré mis Iglesias’. Debe haber entonces un sentido en el que lo que Jesús llama ‘mi Iglesia" abarque a todos los creyentes en él y a todos los bautizados”.
“Quien cree en el Hijo de Dios, también cree en el Padre y en el Espíritu Santo. Es muy cierto lo que se ha repetido en varias ocasiones: es más importante lo que nos une que lo que nos divide’”
Tras destacar que “no faltan signos alentadores y que uno de los más evidentes es precisamente la búsqueda de la unidad entre los cristianos”, recordó que “hay una liberación del Espíritu de Dios que da una gran esperanza".
Después, recordó su propio nombramiento, en 1980, como predicador de la Casa pontificia, cuando se encontró ante el Papa para comenzar su primera Cuaresma. En esa ocasión, volviéndose hacia el Sumo Pontífice, que en aquel momento seguía el sermón desde una capilla lateral, repitió con fuerza las palabras de Hageo: “Ánimo, Juan Pablo II, ánimo cardenales, obispos y pueblo de Dios: y a la obra porque yo estoy con ustedes, dice el Señor. Mi Espíritu estará con ustedes".
“Hoy me atrevo a proclamar nuevamente esa palabra, sabiendo que no es una simple cita, sino una palabra siempre viva que se vuelve a cumplir cada vez lo que promete. ¡Ánimo, pues, Papa Francisco! Ánimo, colegas cardenales, obispos, sacerdotes y fieles de la Iglesia católica y al trabajo, porque yo estoy con vosotros, dice el Señor. ¡Mi Espíritu estará ustedes!”
El predicador concluyó deseando al Santo Padre, y a los venerados padres, hermanos y hermanas, una Santa Pascua de paz y de esperanza.+