Primera misa en la catedral de Notre Dame tras su reapertura
- 8 de diciembre, 2024
- París (Francia) (AICA)
Fue presidida por el arzobispo de París, Mons. Laurent Ulrich, quien consagró el altar mayor. Participó el presidente Macron, junto con 2.500 invitados. "La pena ha desaparecido", dijo el prelado.
El día después de la ceremonia de reapertura de la catedral Notre Dame de París, tras cinco años de una maratónica restauración, este domingo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, se celebró la primera misa abierta al público en el templo restaurado.
La celebración fue presidida por el arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, quien consagró el altar mayor, y participó de ella el presidente Emmanuel Macron, junto con 2.500 invitados, entre decenas de jefes de Estado, unos 170 obispos franceses y de todo el mundo, un sacerdote de cada una de las 106 parroquias de la arquidiócesis de París y un sacerdote de cada una de las siete iglesias católicas de rito oriental, quienes concelebraron la Eucaristía; millones de televidentes siguieron también la ceremonia a través de la televisión francesa.
Además, estuvieron presentes unas 150 personas que viven en una precaria condición, conforme a lo que el Papa Francisco sostiene siempre, acerca de que ellos son el centro del Evangelio y que la Iglesia es la casa de todos, principalmente de los más vulnerables.
Una de las particularidades de la celebración fue que los obispos eligieron brillantes y coloridas mitras, así como casullas coloradas, amarillas y doradas, para este "día de gloria". También los presbíteros utilizaron vestiduras litúrgicas con colores similares.
En el inicio de la misa, el arzobispo Ulrich saludó al público y también a los ciudadanos del mundo tocados por la guerra, la violencia y el terrorismo.
"La pena ha desaparecido"
En su homilía, el prelado parisino manifestó que "la pena del 15 de abril del 2019 ha desaparecido". "La catedral de París recupera su esplendor, como ninguna persona la ha conocido antes", señaló el metropolitano, quien invitó a todo el pueblo francés a "participar de la alegría de los creyentes aquí, que rinden gloria a Dios de haber recuperado su Iglesia madre".
Durante la ceremonia, se realizó además la "deposición de las reliquias de los santos", momentos antes de que el arzobispo esparciera el santo crisma sobre el altar para consagrarlo.
"Estos dos días de reapertura son para todos. Deseamos acoger con la misma dignidad a todas las personas para participar de ella", insistió monseñor Olivier Ribadeau Dumas, rector y archipestre de la catedral.
Sofía, una mujer haitiana de 53 años, recibió la comunión y recordó su actual situación de desempleada, tras algunos "problemas médicos", y contó que sobrevive gracias a la ayuda del Estado. Ella, una de las personas invitadas por el arzobispo, recordó: "Voy a hacerme pequeña, discreta, no quiero enorgullecerme. Pero sé que nuestro lugar no nos lo roban, ya que Dios nos lo dio".
Ella fue a Notre Dame, no para encontrarse con el presidente Macron, sino para "dialogar con el Señor". "He venido a depositar aquí mi carga, así que saldré más ligera", se alegró.
Además, estaba presente Alexis Skowronek, de 34 años, capitán de los bomberos de París, quien fue a la misa junto a su general. El 15 de abril de 2019, el entonces jefe de guardia del cuartel de Port-Royal (una edificación del siglo XIII) intervino en las torres de Notre Dame, "en el corazón de la acción", para comandar a sus hombres, que accionaban las lanzas anti-fuego.
"Sentiré orgullo, emoción y humildad", afirmó entusiasmado el oficial, antes de ingresar al templo y predisponerse para la celebración.
Skowronek recordó que la reapertura del templo "no es un milagro, sino fruto del trabajo duro de los hombres".
Para mayor información sobre las visitas a la catedral de París, las celebraciones programadas y su historia, se puede visitar el sitio web oficial de Notre Dame.+