Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Urbanc: "Jesús nace para servir y nosotros nos pasamos la vida persiguiendo el éxito"

  • 29 de diciembre, 2021
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
El obispo de Catamarca celebró la misa en la catedral y remarcó la importancia de vivir la Navidad "no como un recuerdo" sino como "un hecho de nuestro hoy".
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Monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamarca, celebró la misa de Nochebuena en la catedral, concelebrada por el rector del santuario, presbítero Gustavo Flores, y el vicario episcopal de Educación, presbítero Oscar Tapia. 

La solemnidad de la liturgia fue acompañada por cantantes líricos y los integrantes del coro de la catedral. El tenor Silvio Arias interpretó “El Nacimiento”, obra de Ariel Ramírez y Félix Luna; y junto a las sopranos líricas Diana Ahumada y Cielo Ceballos cantaron “Noche de paz”; mientras que el coro de la catedral entonó el tradicional francés “Pastores de la Montaña”, con la dirección del profesor Exequiel Andrada.

En su homilía, monseñor Urbanc se preguntó: “¿Qué podemos hacer para que este nacimiento no se quede fuera de nosotros, para que entre realmente en nosotros, en el corazón de nuestra vida? En muchos de nuestros hogares hemos hecho -lo han hecho quizá los más pequeños- una representación sencilla del Nacimiento, un Belén. Es como un símbolo de lo que quisiéramos: que la Navidad entre y esté en el hogar de nuestra vida”. 

Y remarcó que “en muchas de las palabras que escuchamos estos días, la Navidad es como un manantial de buenos deseos, de sentimientos de paz y de bondad, de fraternidad”. Pero señaló: “Sabemos que este ambiente pasará y probablemente todo volverá a ser como antes, porque estas buenas palabras, estos buenos deseos, muchas veces están faltos de la necesaria fuerza interior, del necesario peso de realidad, para que sean algo más que buenas palabras y buenos sentimientos”. 

Además, manifestó que “para nosotros, los cristianos que queremos celebrar religiosamente la Navidad, es posible que fácilmente la vivamos demasiado como un recuerdo, casi como una nostalgia. Y, si es así, tampoco nuestra celebración tendrá suficiente fuerza ni suficiente peso real para cambiar algo en nuestra vida”.

Y enseñó que “si para nosotros la Navidad es sólo un hermoso recuerdo, un hecho del pasado que ya pasó, como si no fuera un hecho también de nuestro hoy y aún de nuestro futuro, entonces tampoco tiene bastante fuerza para entrar en nuestra vida y cambiar algo en ella”. 

En ese sentido, reafirmó: “Estoy convencido de que lo fundamental y decisivo de la celebración cristiana de la Navidad, es que la vivamos como una gracia de Dios, como un don de Dios, como una nueva venida de Dios a cada uno de nosotros”. 

Por esto, exhortó: “A la Navidad la tenemos que vivir con espíritu de niño. Esto conlleva que, como los niños, no hemos de poner nuestra confianza tanto en nosotros como en los demás. Es decir, que hemos de valorar más lo que recibimos que lo que damos”

Con relación a esto destacó que “la Navidad consiste en acoger la pequeñez, por lo tanto, significa abrazar a Jesús en los pequeños de hoy; es decir, amarlo en los últimos, servirlo en los pobres. Ellos son los que más se parecen a Jesús, que nació pobre. Es en ellos que Él quiere ser honrado”.

En esta línea, deseó “que en esta noche de amor nos invada un único temor: herir el amor de Dios, herirlo despreciando a los pobres con nuestra indiferencia”. 

También resaltó que “el desafío de la Navidad consiste en que Dios se revela, pero los humanos no lo entendemos. Él se hace pequeño a los ojos del mundo y nosotros seguimos buscando la grandeza según el mundo, quizá incluso en nombre suyo. Dios se abaja y nosotros queremos subir al pedestal. Él indica la humildad y nosotros pretendemos brillar. Él va en busca de los pastores, de los invisibles, nosotros buscamos visibilidad”.

Para terminar, indicó: “Jesús nace para servir y nosotros nos pasamos la vida persiguiendo el éxito. Jesús no busca fuerza y poder, pide ternura y pequeñez interior. Quiere venir en las pequeñas cosas de nuestra vida, quiere habitar las realidades cotidianas, los gestos sencillos que realizamos en casa, en la familia, en la escuela, en el trabajo. Quiere realizar, en nuestra vida ordinaria, cosas extraordinarias”.+