Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Stanovnik: 'No hay verdadera comunidad si no está fundada en el amor de Jesús'

  • 29 de agosto, 2023
  • San Luis del Palmar (Corrientes) (AICA)
El arzobispo de Corrientes presidió las fiestas patronales en San Luis del Palmar, y exhortó a los dirigentes a sentarse a una mesa de diálogo y a no levantarse hasta alcanzar consensos básicos.
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En la fiesta de San Luis, Rey de Francia, el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió las fiestas patronales en San Luis del Palmar y pidió a los que tienen responsabilidades en la función pública que, a ejemplo de San Luis, tengan un apego irrestricto a la ley, libres de intereses propios y sectarios.

“Entendamos de una vez que el único camino para sobrevivir dignamente es sentarse a una mesa de diálogo, y no levantarse hasta alcanzar consensos básicos de convivencia y de cuidado de los más desprotegidos, siempre dentro del imperio de la ley”, exhortó.

San Luisito fue un niño que abrió su corazón a Dios y se dejó amar por Él; luego, de joven, dejó que Dios condujera su vida y se preocupó, sobre todo, en agradarlo y cumplir su voluntad; ya hombre maduro y gobernante sabio, aplicó toda su inteligencia y sus energías a cumplir con el segundo mandamiento: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No separó la fe de la vida diaria”, expresó el arzobispo de Corrientes a modo de resumen.

Al comenzar la homilía, el prelado invitó a preguntarse “¿Qué tiene san Luisito –como se lo llama cariñosamente– para continuar convocando, a lo largo de los siglos, a una multitud de devotos?”.

“La respuesta es una sola: tuvo a Dios en su corazón y dejó que su amor le transformara la vida entera”, aseguró, sosteniendo que es importante tener para dar y ser para compartir: “Porque se sentía amado por Dios, vivió humildemente y fue muy generoso”.

“La unidad de una familia o de un pueblo se construye a partir del Amor de Dios. El que se siente amado por Él, puede dar amor y construir la unidad. No hay salvación posible y no hay vida verdadera si no descubrimos que Dios nos amó hasta dar la vida por nosotros. No puede haber verdadera comunidad, si no está fundada en el amor de Jesús”, explicó.

Haciendo referencia al testamento que el rey santo le deja a su hijo, el prelado concluye señalando unas enseñanzas de buen gobierno, que hoy tienen plena vigencia: “Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades (…) Para con tus súbditos, obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón”.+