Mons. Scozzina instó a reconocer las veces que herimos la humanidad del hermano

La diócesis de Orán celebró este miércoles 31 de agosto las fiestas patronales en honor de San Ramón Nonato. La misa central estuvo presidida por el obispo.

Con una misa presidida por el obispo de Orán, monseñor Luis Antonio Scozzina OFM, la diócesis celebró en la noche del 31 de agosto a su santo patrono, San Ramón Nonato.

En su homilía, el obispo reconoció la presencia viva de Dios "en medio de la comunidad, en medio de la familia, ese Dios que se hace presente y se manifiesta en los momentos difíciles, dolorosos como los que hemos experimentado en estos últimos tiempos, como también en aquellos acontecimientos y en aquellas realidades en las que vemos palpable su presencia".

"Este año nos toca celebrar esta fiesta de San Ramón con el gozo de experimentar que esta tierra ha sido reconocida al celebrar la beatificación de los Mártires del Zenta. La Iglesia reconoce que hay signos de santidad y que esta, nuestra querida zona del norte salteño, es tierra de paz, tierra llamada a vivir la semilla del Evangelio que estos mártires sembraron con su vida".

El obispo afirmó que "en el encuentro y en la confrontación que muchas veces se vivió entre pueblos, Dios nos marca un camino, que es el camino de la reconciliación, que es el camino del reconocimiento de la dignidad del otro, que es el camino en donde cada uno, en su propia cultura, en su propia identidad, tiene el derecho a vivir dignamente".

"Este reconocimiento de la presencia del Evangelio de Jesús, siempre es buena noticia para la humanidad, a pesar de que muchas veces ha quedado nuestro testimonio cristiano comprometido en proyectos de dominación y de atropello a la dignidad de las personas", admitió el obispo, llamando a "reconocer las situaciones heridas que vive nuestra propia comunidad cristiana, situaciones inhumanas, atropello y abuso respecto a la realidad del hermano, de múltiples formas y en distintos espacios".

En el mismo sentido, exhortó a "ser humildes y reconocer que sí, que hemos herido la humanidad del hermano, que hemos herido a quienes no le hemos reconocido su dignidad, que hemos herido cuando hemos atropellado al otro, cuando hemos hecho del otro un objeto de nuestras apetencias o de nuestros proyectos".

Por eso, invitó a los fieles a pedirle a San Ramón la gracia de "sanar nuestras heridas, cada uno en su corazón, en su comunidad, en su familia".

"Reconocemos las heridas de nuestro corazón, y el Espíritu es el único que puede transformar las heridas en lugares de encuentro con Dios", aseguró monseñor Scozzina. "Hoy el Señor nos invita a creer que Él es el resucitado, que en tantas situaciones de herida y de crucifixión que vive nuestra comunidad, Dios también está actuando y está queriendo salvarnos, simplemente quiere que abramos el corazón, que dispongamos, que expresemos que queremos seguir la voluntad de Dios".+