Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Ojea: Que la luz del Niño en el pesebre ilumine en medio de la oscuridad

  • 24 de diciembre, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"En medio de esta tormenta, pidámosle al Niño Jesús que nos entregue su luz", invitó el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina en su mensaje de Navidad.
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El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, comenzó su mensaje para la Nochebuena y la Navidad invitando a detenerse junto al pesebre, para poder orar al Niño Jesús junto a María, a José, a los pastores.

“A María, que es la primera adoradora del Niño Dios, le pedimos que nos preste un ratito su corazón; en primer lugar para poder hacer memoria agradecida de todo lo que Señor nos ha dado en este tiempo. Aún en medio de oscuridad, de tiniebla, como es este tiempo de pandemia que sigue durando de alguna manera, en medio de la incertidumbre frente al futuro, del desasosiego, del enojo, del desaliento, aparece la luz del Niño Jesús que nos hace acordar de aquellas cosas buenas que el Señor nos regaló, aún en medio de tormentas”, puntualizó.

El prelado sanisidrense destacó lo importante que es la memoria agradecida, al advertir: “Estamos perdiendo el ejercicio de la memoria; se ha debilitado. La hiperconectividad nos conecta continuamente con el presente y con el presente virtual, entonces le damos menos tiempo a mirar y reflexionar sobre lo que nos ha pasado”.

“Perdimos la memoria en alguna manera y al perder la memoria, al perder arraigo, se desalienta, se ahoga la esperanza porque necesitamos la memoria para poder proyectar hacia el futuro”, sostuvo, y agregó: “Le damos gracias al Niño Dios por todo lo que nos ha dado, nos ha hecho pasar por situaciones que en otro tiempo no hubiéramos imaginado que las hubiéramos podido sortear”.

Monseñor Ojea animó a darle gracias a Jesús y también a poner en los pies del Niño Dios el sufrimiento de tantos hermanos y hermanas, de tantas familias que han perdido seres queridos, que han tenido enfermedades, que han estado lejos de sus hijos, de sus seres queridos.

“Todo lo ponemos allí junto al pesebre y le pedimos la fuerza para seguir caminando, recibiendo toda su paz y su alegría y sabiendo que Él viene a acompañarnos, que no nos deja solos, que ha venido a embarrarse los pies con nosotros para hacer, junto con nosotros, el camino”, afirmó.

“Aquel hermoso texto el Deuteronomio, en el capítulo octavo, en donde Dios le dice a su pueblo: ‘acordate de tus 40 años en los que hicimos el camino juntos por el desierto, no se te hincharon los pies y no se te gastó la ropa’”, recordó.

Por último, monseñor Ojea invitó a darle gracias al Señor que “nos ha conducido en medio de este tiempo, en medio de esta tormenta; pidámosle que nos entregue su luz”.+