Martes 25 de marzo de 2025

Mons. Ojea: 'Cuaresma, tiempo de volver a Dios y de salir de nuestros pecados'

  • 25 de marzo, 2025
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"El ayuno, la oración y la limosna son medios que nos enseñan a volver a Dios, que nos muestran lo pequeños que somos", señaló en su reflexión el obispo emérito de San isidro.
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El obispo emérito de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, compartió su reflexión para el tercer domingo del tiempo de Cuaresma.

Así, a la luz de la Palabra, destacó: "Dios revela su nombre a Moisés: 'Yo soy el que soy', desde la zarza ardiente. 'Yo soy el que soy' significa la plenitud del ser; significa también 'Yo soy lo que quiero ser' -la libertad total-; y significa también 'Yo soy el que seré,' como el Dios que interviene en la historia, que entra dentro de la historia humana". "Este es el Dios de Israel: 'Yo soy el que soy' interviene en la historia por Jesucristo, interviene fuertemente por Jesucristo, enviando a su Hijo, para que comparta con nosotros nuestra vida. Somos su misma carne, su misma sangre; somos seres humanos", manifestó.

Seguidamente, recordó que "Él camina con nosotros, se interesa por nuestro destino, porque es su propio destino; por eso, el Evangelio aparece hablando sobre estas tragedias, como las que nos pasan tanto a nosotros actualmente. En aquel tiempo, la caída de la torre de Siloé y una represión brutal que hubo con el ejército del gobernador romano frente a los judíos. Por eso, Jesús sale al encuentro de esto tan sutil. Cuando vivimos desgracias así, pensamos: 'No me tocó'; no sabemos por qué, pero nos sentimos como que, de alguna manera, estamos blindados cuando no nos pasa algo así".

"En tiempo de Jesús, se pensaba que a los que les pasaban las tragedias tenían alguna culpa; en cambio, a los que no les pasaba nada eran inocentes, y Jesús se esmera en señalar que estas tragedias ponen de manifiesto nuestra debilidad, nuestra fragilidad delante de Dios, delante de los demás y delante de la misma naturaleza. Somos pequeños, nos creemos muchas veces autosuficientes, pero ciertamente no lo somo,s y esto alude a una gran fragilidad interior, a nuestro pecado", aseguró el prelado. 

"Por eso -continuó-, el tiempo de Cuaresma es tiempo de volver a Dios; es tiempo de salir de nuestros pecados, es tiempo de dejar de ser el centro y de poner el centro en nosotros mismos. La soberbia, la vanidad, el orgullo, la falta de humildad: todo esto tiene que ver con el pecado y respiramos muchas veces esto. Entonces, la Iglesia, a través de estas propuestas concretas, que están citadas en la oración de la misa -el ayuno, la oración y la limosna-, que las tomemos como medios, medios que nos enseñan a volver a Dios, que nos muestran lo pequeños que somos, que nos ayudan a partir; son pequeños gestos que ponemos, para poder despertar en nosotros la necesidad de volver a Dios".

Finalmente, monseñor Ojea se refirió a la parábola de la higuera estéril. "El labrador le contesta al dueño, el cual quiere terminar con la higuera, porque hace tres años que no le da nada. ¿Para qué quiere él una higuera si no le da higos? Entonces, el labrador le propone esperar un tiempo más, esperar en medio de su destreza, su mansedumbre, que conoce bien el ritmo de la tierra, el tiempo de maduración. Muchas veces, a través de haber caído en tantos pecados, puede aparecer una lucecita; a veces, el mismo pecado puede ser una enseñanza, o puede dejar una enseñanza que nos ayude a liberarnos totalmente de él y a crecer. El Señor, con su infinita paciencia, espera nuestra conversión y nos da una nueva oportunidad". 

"Este domingo, nos quiere gritar: '¡Todavía estás a tiempo, todavía podés ver tu fragilidad, todavía podes convertirte; aprovechá el tiempo, no lo malgastes, no te creas que estás blindado, va a llegar el juicio de Dios, y entonces, no sabemos cómo te vas a encontrar!'. Pidámosle al Señor poder volver a Él, no por miedo, sino por haber experimentado esa paciencia misericordiosa que tiene con cada uno de nosotros", finalizó.+