Viernes 29 de marzo de 2024

Mons. Marino reiteró el llamado a ser "comunidades orantes, fraternas y misioneras"

  • 3 de abril, 2017
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
Monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, encabezó el pasado fin de semana la Jornada de Animación Pastoral en el Centro Diocesano de Estudio y Reflexión (CeDiER), que tuvo como lema la frase del siervo de Dios, cardenal Eduardo Pironio: "Que seamos comunidades orantes, fraternas y misioneras".
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El Centro Diocesano de Estudio y Reflexión (CeDiER) de Mar del Plata fue sede el pasado fin de semana de la Jornada de Animación Pastoral. El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, reflexionó en ocasión del 60º aniversario de la diócesis, centrado en la frase de monseñor Pironio : "Que seamos comunidades orantes, fraternas y misioneras".

Luego de rezar con los presentes una oración a Nuestra Señora de la Misión, en la que se inspiró el lema del encuentro, oración que "expresa su notable pasión por el misterio de la Iglesia y su misión", el obispo detalló el significado de cada una de las tres cualidades enumeradas en la frase guía de la jornada, dando luz sobre la figura del cardenal Pironio, que "además de ser un hombre de profunda vida espiritual, era también un hombre de sólida doctrina teológica".

En referencia al término "comunidades orantes", el obispo enumeró pasajes donde el cardenal Pironio habla de la oración personal, de la Iglesia como comunidad orante y de la oración por la Iglesia. Monseñor Marino destacó la urgencia de la oración personal "como necesidad de ahondar en la comunión con Dios, sin desvincularla de la oración comunitaria".

El prelado recalcó también que toda la Iglesia es una comunidad orante, que debe enseñar a orar, según indicaba el cardenal Pironio: "El mundo exige de nosotros un testimonio claro y vivo de oración", recordó, y animó a rezar por la comunidad, por la Iglesia.

Respecto a las comunidades fraternas, monseñor Marino propuso para la reflexión una cita del Siervo de Dios "que nos previene contra la indiferencia y el encierro egocéntrico", y advierte que "el vivir indiferente ante otra persona no es cristiano".

Con un fragmento de otra oración, se explica "el papel insustituible que tiene el testimonio comunitario y fraterno en la transformación del mundo". En el pasaje, el cardenal Pironio sostiene que "tenemos que decidirnos a formar una comunidad nueva: una comunidad cristiana que sea auténtica comunidad de fe, de esperanza y de amor. Porque lo que cambia el mundo no es simplemente el testimonio aislado de una persona. Lo que cambia es el testimonio de una comunidad que ama y que se compromete por el amor a cambiar la historia".

Por último, el obispo de Mar del Plata reflexionó sobre el tercer término del lema: "comunidades misioneras". La dimensión misionera de la Iglesia es ilustrada por el cardenal en la Pascua y Pentecostés, María y el Espíritu: "La Iglesia de la Pascua es esencialmente misionera. Cuando en la plenitud de la Pascua ?Pentecostés? el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos reunidos con María, la madre de Jesús, se forma la Iglesia misionera.

La dimensión misionera de la Iglesia es ilustrada también por "el papel irremplazable de los laicos en la transformación de la sociedad". Según Pironio, "urge particularmente a los laicos ?por su esencial vocación secular? expresar esta presencia salvadora del Señor en las ordinarias condiciones de su vida familiar y social, en todas y cada una de las actividades y profesiones".

"Cada laico debe ser ante el mundo testigo de la Resurrección y la Vida de Nuestro Señor Jesucristo y signo del Dios verdadero", agrega, y recuerda la exigencia de "un compromiso fundamentalmente evangélico con el mundo", dentro del cual el laico se hace fermento o levadura de Dios y realiza su vocación específica de "buscar el Reino de Dios, gestionando los asuntos temporales y ordenándolos, según Dios".+