Mons. Lozano: 'Una vid con frutos asegurados'
- 28 de abril, 2024
- San Juan (AICA)
"Jesús Resucitado nos reanima en la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos impulsa a la comunión y a la cercanía cordial con todos los que sufren", recordó el arzobispo sanjuanino.
Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, citó un pasaje del libro El Principito, para reflexionar sobre “la carencia de raíces” y emparentarlo con la alegoría de la vid y los sarmientos, mencionada en el Evangelio de este domingo.
“Echar raíces nos da pertenencia”, aseguró, y recordó: “Esta imagen que utiliza Jesús es para hablarnos de Él, y de nosotros en relación con Él, nos describe una realidad muy cercana a la tierra sanjuanina. Vemos viñedos en forma habitual en nuestros caminos y, al contemplarlos, podemos entender bien la enseñanza de Jesús”.
“Él nos dice: ‘Yo soy la Vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer’”, citó, e invitó a fijarse en que “hay una mutua permanencia”.
El arzobispo sanjuanino señaló que “el Señor permanece en nosotros por medio de la fuerza del Espíritu Santo, y nosotros en Él, por adhesión también del amor”, y completó: “En esta imagen de la vid y los sarmientos, puedo entender que yo soy con otros, y con otros en el Otro”.
“No es una cuestión estática, como si se tratara de colocar un jarrón sobre la mesa. Es un permanecer vital, dinámico, con el movimiento que nos da el amor”, diferenció.
Monseñor Lozano consideró que “podríamos decir que esta imagen de la vid y los sarmientos complementa la que veíamos el fin de semana pasado, acerca del vínculo entre el Pastor y el rebaño”.
“Ambos pasajes evangélicos nos muestran cómo la fe rompe la soledad. La Pascua nos lleva a establecer vínculos con otros, nos libera del aislamiento”, afirmó, y agregó: “La Palabra de este domingo tiene una fuerte impronta comunitaria y, a su vez, también nos muestra que, separados del Señor y de la comunidad, caemos en la esterilidad, en no dar frutos, al secarse la vitalidad de la rama”.
“Jesús Resucitado nos reanima en la misión de la Iglesia. El Espíritu Santo nos impulsa a la comunión y a la cercanía cordial con todos los que sufren”, concluyó el arquidiocesano.+