Miércoles 30 de octubre de 2024

Mons. García: "Belén es hora de gracia de la humanidad"

  • 27 de diciembre, 2021
  • San Justo (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Justo, en su reflexión de esta solemnidad del Nacimiento de Jesús, resaltó la "ternura de Jesús" y señaló que esta ternura "es la sabiduría de los gestos sencillos"
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En esta Navidad, monseñor Eduardo Horacio García, obispo de San Justo señaló que: “Cuando los tiempos son difíciles, nos cansamos de luchar, nos desesperanzamos, nos sentimos solos y dejamos a otros en su soledad, desconfiamos de todos y llegamos a desconfiar de nosotros mismos, nos endurecemos, optamos por actitudes soberbias y mezquinas exigiendo más derechos, cobrando cuentas de vida o satisfaciendo anhelos a costa de los otros”. 

Y animó: “Hoy, igual que en la primera Navidad, hay un grito fuerte que viene resonando para sacarnos del miedo que paraliza y endurece: ¡No teman! A pesar de los desconcertantes caminos de la vida, Dios elige sabiamente ser Dios con nosotros”.

Con relación a esto, añadió que “Belén es hora de gracia de la humanidad. Es causa de alegría y asombro para todo el pueblo. La salvación llega a este mundo como un niño, con la sencillez y la sonrisa de un recién nacido, sin imponer nada, conquistando con delicadeza nuestro cariño y nuestro corazón”. 

En ese sentido, destacó que “Jesús es ternura; y la ternura no es ni más ni menos que un amor respetuoso, delicado, concreto, atento, que transforma lo cotidiano en fiesta. Jesús nos mostró la ternura con su amor sensible, abierto a la reciprocidad; un amor que no es interesado, ni codicioso, ni posesivo, sino que engrandece la vida de los que ama”. 

Además, remarcó que “la debilidad poderosa de la ternura que nos muestra el pesebre: es la del que no necesita armas para desarmar el corazón y permitir que brote lo más noble de cada uno”.

También resaltó que esta es la paradoja de Dios: “La debilidad se hace fuerza; una sonrisa, una palabra, un ‘gracias’, felicitar en el momento adecuado, abrazar con serenidad. Tener el valor de adelantarnos con un gesto cariñoso siempre es un riesgo, porque no sabemos si encontrará como respuesta la indiferencia o el agradecimiento”, subrayó. 

De esta manera, concluyó que “la ternura es la sabiduría de los gestos sencillos que van tejiendo la vida diaria pero que le dan el perfume de Dios y la alegría de vivir. Por eso, que este sea nuestro pedido más grande: Jesús, abrazanos con ternura”.+