Viernes 22 de noviembre de 2024

Mons. Braida pidió entrega generosa para mejorar la sociedad

  • 5 de julio, 2022
  • La Rioja (AICA)
Con ocasión de la tradicional Fiesta de Invierno en honor de San Nicolás de Bari, el obispo de La Rioja, monseñor Dante Gustavo Braida, presidió una misa en la catedral y santuario diocesano.
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El obispo de La Rioja, monseñor Dante Gustavo Braida, se dirigió a la comunidad diocesana, especialmente a peregrinos y promesantes, al celebrarse una vez más las fiestas patronales en honor de San Nicolás de Bari.

En el comienzo de su homilía, agradeció a Dios “por la vida de este gran santo” que acompaña el andar diocesano, y por su ejemplo de amor a Dios y entrega generosa a su pueblo. “Como en su tiempo él hoy nos sigue dando la Palabra y mostrándonos lo indispensable que es escucharla y seguirla como lo hizo él”.

Refiriéndose al lema de la celebración de invierno de este año: “Vivamos en el amor fraterno”, destacó la procesión de las calles y consideró que “en el lugar donde vivimos y nos desenvolvemos cada día es donde tenemos que vivir y aplicar lo aprendido de esta Palabra para mejorar y transformar nuestras vidas, nuestra Iglesia y nuestra sociedad”. 

En ese sentido, llamó a hacerlo “juntos, como hermanos y hermanas que se necesitan para crecer y dar testimonio del amor de Dios”. 

Y refiriéndose al Evangelio, afirmó que “la misión nos es para unos pocos, es responsabilidad de muchos, de todos”. Hoy también, consideró, “el Señor necesita más trabajadores para su Reino, hay mucho por hacer, muchos desafíos para enfrentar, mucha justicia que buscar, mucha vida y amor para comunicar… y se necesitan  los más diversos talentos y carismas para hacerlo”.

Respecto de la etapa de escucha realizada en la diócesis, monseñor Braida recordó que “entre cosas se dijo que se espera una Iglesia ‘abierta, cercana y comprometida con la vida de todos… Acogedora de los jóvenes, que esté preparada para recibirlos en cualquier situación que se encuentren… Que sea Hospital de campaña… y asuma el compromiso con los pobres y marginados… Que cuide y defienda la vida en todas sus etapas… Que no pierda su centralidad en Cristo’”.

“También se dijo que sea una ‘Iglesia fraterna, donde la fraternidad que propone el Evangelio sea práctica constante y visible entre todos los que prestan servicio en la Iglesia… con apertura de corazón para aceptar la diversidad de carismas y dones que Dios concede a sus hijos, y que los mismos se integren y vivan en la unidad del Espíritu Santo’”, señaló.

“La fraternidad es parte de nuestra identidad porque somos todos hijos e hijas de un mismo Padre que no hace acepción de personas, por tanto todos tenemos un lugar en la familia de la Iglesia, lugar que tenemos que ocupar con responsabilidad para ayudar y servir a los demás de acuerdo a la propia vocación y estado de vida. Y esto vivido como fruto de un encuentro profundo y sostenido con Él”, exhortó, llamando a salir al encuentro de los demás.

También en referencia al Evangelio, destacó que “la paz es lo primero que Jesús Resucitado dona a sus discípulos cuando se aparece. Paz que es don pero a la vez es una tarea a lograr cada día y en todas las situaciones que se presentan ya que solo en un ambiente de paz puede desarrollarse una persona, una familia, un pueblo”.

La paz, advirtió “es perturbada cuando hay injusticias, inequidad o cuando prima el propio interés por sobre el bien común”. Entre estas situaciones, mencionó el avance en el consumo de drogas o los hechos de violencia que se derivan del mismo hasta llegar en casos al atentado contra la propia vida. 

También mencionó situaciones preocupantes como la  incertidumbre económica y la inflación que se devora los salarios en poco tiempo, generando alteraciones en la paz cotidiana de muchas familias. 

En especial, señaló, preocupa la situación de muchos niños y jóvenes afectados por la falta de clases, sobre todo luego de los efectos de la larga pandemia que nos aqueja. Ante una realidad tan compleja e incierta, consideró, “necesitamos mantener espacios de diálogo entre todos los sectores para buscar salidas a cada situación”. 

En ese marco, animó a entregar lo mejor de cada uno en la búsqueda de soluciones.  Y tomando el ejemplo de los mártires riojanos, exhortó a la entrega generosa de la propia vida en busca de la paz.

En palabras de Angelelli, expresó: “En esta hora difícil y decisiva, nos hacen falta a todas las fortalezas del Espíritu Santo que habita en nosotros para que las crisis no nos asusten, para que las tentaciones no nos desequilibren, para que los riesgos no nos paralicen”.

Finalmente, animó a “vivir plenamente el mes de los mártires que pronto iniciaremos para el que se han ido programando diversas actividades que nos ayudarán a comprender más la vida y mensaje de los beatos Carlos, Gabriel, Enrique y Wenceslao y beber de esa fuente de gracia que de ellos surge”.+

» Texto completo de la homilía