Lunes 4 de noviembre de 2024

Mons. Arthur Roche: En breve un documento sobre formación litúrgica para bautizados

  • 18 de mayo, 2022
  • Madrid (España) (AICA)
El prefecto de la Congregación para el Culto Divino echa de menos una mayor formación litúrgica de todos los bautizados, y confirmó la próxima publicación de un documento para promoverla.
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El prefecto de la Congregación para el Culto Divino, monseñor Arthur Roche lamentó la “falta de formación litúrgica en la Iglesia” que hoy percibe en la Iglesia, mientras que “en los años previos al Concilio había habido un fuerte movimiento litúrgico sobre una base patrística, bíblica o ecuménica”, expresó el prelado en una entrevista con el portal español Omnes.

Monseñor Roche, de 72 años, que ocupa el cargo desde el 27 de mayo del año pasado, recordó que “el Vaticano II hizo posible renovar la Iglesia también a nivel litúrgico, pero en la actualidad sólo hay necesidad de completar las rúbricas litúrgicas, lo que, según el prefecto, es una ocupación un tanto exigua”. 

En esta situación, su Congregación, a petición del Papa, organizó hace dos años un encuentro de todos sus miembros para reflexionar sobre la formación litúrgica en la Iglesia, desde obispos hasta sacerdotes y laicos. Fruto de esa deliberación es el documento que se está preparando actualmente sobre este tema, quizás en forma de carta a toda la Iglesia sobre la importancia de la formación litúrgica, anunció el arzobispo durante la entrevista.

Refiriéndose a la Sacrosanctum concilium, acotó que la formación litúrgica es una de las más fundamentales en la formación de los seminaristas, y que los profesores de otras materias en los seminarios la incluyan en la enseñanza de temas bíblicos, patrísticos, dogmáticos, etc.

Y reiteró: “Es importante que volvamos a profundizar en la enseñanza contenida en los documentos conciliares sobre la santidad de la Iglesia y nuestra vocación, porque sin santidad estaremos privados de una verdadera voz para anunciar el Evangelio. 

Traditionis custodes
A un año frente a la Congregación para el Culto Divino, el arzobispo Roche recordó que al asumir su cargo, los acontecimientos más importantes de la Iglesia en ese momento fueron el motu proprio de Francisco Traditionis custodes sobre el condiciones para la celebración de la Misa "Tridentina", la carta del Papa a todos los obispos con explicaciones sobre este tema y el establecimiento de un nuevo ministerio en la Iglesia para los laicos: un catequista.

Refiriéndose al descontento de algunos círculos con el motu proprio, que de hecho limitaba seriamente la celebración de la liturgia "preconciliar", el arzobispo Roche señaló que el motivo de su emisión era la preocupación por la unidad de la Iglesia. Agregó que los papas anteriores: Juan Pablo II y Benedicto XVI nunca pensaron que las oportunidades existentes estuvieran destinadas a promover el rito tridentino, sino que quisieron encontrarse con los que tenían dificultades para adaptarse a esta nueva forma de oración de la Iglesia.

En ese contexto, el prefecto señaló que “nos moldea la liturgia, porque contiene tanto la fe como la enseñanza de la Iglesia”. Desde el Vaticano II, por primera vez en los más de dos mil años de historia de la Iglesia, apareció en su magisterio un documento sobre la naturaleza litúrgica de la Iglesia, que es la constitución dogmática conciliar Lumen gentium que indica que no sólo el sacerdote celebra la misa, sino todos los bautizados. Por supuesto, en la práctica, no es posible que todos puedan consagrar figuras eucarísticas sin un sacerdote, pero todos los bautizados, como él, participan del sacerdocio de Cristo, y así tienen el derecho y el deber de participar en la liturgia”, enfatizó.

Esta actitud -explicó- está en contradicción con el rito contenido en el Misal de 1962, que vio al sacerdote como el representante de todos los demás participantes litúrgicos, marcando una gran diferencia entre ambas formas de liturgia y entre la eclesiología pasada y presente, continuó el arzobispo y señaló, sin embargo, que "lo antiguo no puede canonizarse porque es antiguo", sino todo lo contrario: el punto en el que nos encontramos ahora, con el nuevo Misal de Pablo VI, supone que hemos tenido la posibilidad de estudiar todos los elementos más fundamentales y utilizar las fuentes de la liturgia desconocidas en la época del Concilio de Trento.

El sacramento de la penitencia y la pérdida de sentido del pecado
Monseñor Roche también se refirió a la necesidad de reevaluar el papel y el significado del sacramento de la penitencia, que en nuestro tiempo atraviesa una clara crisis en relación con la pérdida del sentido del pecado. No hay menos pecados hoy que en el pasado, pero se perdió el sentido del pecado individual. 

“El Papa, como un gran pastor, antes de ser elegido, dio testimonio de esto en su arquidiócesis, en sus parroquias y en su ministerio pastoral”, observó el prefecto y compartió sus pensamientos de hace unos años cuando, por invitación de la Penitenciaría Apostólica, iba a dar una conferencia en Roma para los diáconos que se preparaban para el sacerdocio. Llegaron a su encuentro unas 500 personas y ante su asombro preguntó si todos ellos eran estudiantes y se iban a ordenar en ese año, pero resultó que las dos terceras partes de los presentes eran sacerdotes, algunos de ellos muchos años después de la ordenación, pero a todos les gustaría saber cómo celebrar el sacramento de la Penitencia. “Esto demuestra que no existe una formación adecuada en este sentido entre los sacerdotes”, resumió el prefecto de la Congregación.

Ministerio del catequista
Luego se refirió al anuncio del Papa, el 10 de mayo del año pasado, del documento que establece el ministerio catequista en la Iglesia. Destacó que se trata del ministerio, no solo de participar en él, como está ocurriendo hoy en todas las parroquias del mundo, donde varias personas preparan a los niños para la Primera Comunión, la confesión, etc. 

Es un servicio muy importante, que, sin embargo, debe definirse con precisión, porque la persona que lo acoge se convierte en un referente en la diócesis, para la organización de programas, diferentes niveles de educación, etc. ahora será tarea y responsabilidad de la conferencia episcopal -explicó el arzobispo inglés- y agregó que hasta ahora las religiosas, o seminaristas, desarrollan su apostolado como catequistas, pero no estóa destinado a ellas. Ahora este ministerio debe ser solo para los bautizados en general. “Para la Iglesia es un signo de importancia que los laicos anuncien el Evangelio y formen niños”.

Mencionó también que su oficina colabora diariamente con los organismos curiales, comenzando por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Admitió además que la pandemia había fortalecido las tendencias hacia el individualismo, pero expresó su esperanza de que no duraría para siempre. Sabemos que la necesidad de conectarnos con Dios y con el prójimo está dentro de nosotros mismos y que sólo el contacto por televisión o Internet no dura para siempre. 

“Necesitamos participar de la Eucaristía, ya que los sacramentos son una relación personal con Cristo, no un programa o una película en el cine”, enfatizó el prefecto.

A 60 años del Sacrosanctum Concilium
Refiriéndose al 60 aniversario de la publicación del documento conciliar Sacrosanctum concilium, llamó la atención sobre dos aspectos importantes: la inculturación litúrgica y la belleza, especialmente en el campo de la arquitectura sacra. 

La primera dimensión se refiere a las diferentes culturas en algunas sociedades fuera de Europa, especialmente en los países de misión, donde el Rito Romano puede enriquecerse con el genio de un lugar determinado, pero esto no siempre es fácil. Durante el último medio siglo, se prepararon traducciones de libros litúrgicos, pero ahora es necesario pasar a una nueva etapa, que también se menciona en el documento conciliar, es decir, a la inculturación o adaptación de la liturgia a las diferentes culturas, manteniendo la unidad e hizo hincapié en que hoy sólo hay "uso" litúrgico, no "rito".

La belleza, en cambio, forma parte de la naturaleza de Dios y de la existencia humana, es muy importante para el hombre porque lo atrae, prosiguió monseñor Roche. Observó que este aspecto de la liturgia, también relacionado con las iglesias, se reflejó en los documentos emitidos después de la adopción de la Sacrosanctum concilium. Estos textos enfatizaron la necesidad de construir iglesias de tal manera que ayuden en la celebración, resaltando la importancia de sus diversos elementos, por ejemplo, el altar que representa el Cuerpo de Cristo, o el púlpito conectado con el altar mismo. 

“En nuestras celebraciones tenemos dos “mesas”: la Sagrada Escritura y la Sagrada Eucaristía, pero sin la primera no habrá segunda, ambas están equilibradas y ambas son lo mismo: la Escritura conduce a la Eucaristía, y se profundiza y entiende a través de las Escrituras" subrayó el arzobispo.

Para concluir, expresó su convicción de que “es muy importante en este punto que repensemos lo que el Concilio Vaticano II decía al mundo entero, repensar la voz profética para el futuro de la Iglesia. Para que profundicemos en el contenido de la enseñanza de la Sacrosanctum concilium y otros documentos conciliares sobre la santidad de la Iglesia y nuestra vocación, porque sin santidad estaremos privados de una verdadera voz para predicar el Evangelio”.+