Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Cargnello al renovar el Pacto de Fidelidad: "Líbranos de esta pandemia"

  • 15 de septiembre, 2021
  • Salta (AICA)
Al renovar el Pacto de Fidelidad al Señor y la Virgen del Milagro, el arzobispo de Salta pide reabrir el debate del aborto, considerar esencial a la educación y atender la exclusión económica y social
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En el marco de la Solemnidad del Milagro, los salteños renovaron en la tarde del miércoles su Pacto de Fidelidad. La celebración se llevó a cabo luego de la tradicional procesión, que en esta oportunidad consistió por un recorrido de las sagradas imágenes por la ciudad, acompañadas por el arzobispo, monseñor Mario Antonio Cargnello, y custodios de la catedral.

Al llegar al monumento 20 de febrero, los fieles presentes -cumpliendo el límite de aforo autorizdo por las autoridades provinciales- el arzobispo presidió la celebración en la que se realizó una vez más el Pacto de Fidelidad con el Señor y la Virgen del Milagro.

En su homilía, el prelado expresó: “¡Señor del Milagro! ¡Qué lindo es poder estar delante de tu imagen bendita y descubrir en Ti, de la mano de Nuestra Señora del Milagro, la luz que alumbra las tinieblas de nuestra vida y de nuestra historia! ¡Tú eres la luz del mundo! ¡Te damos gracias! ¡Que tu Santo Espíritu nos ilumine para poder discernir con claridad cuáles son las tinieblas de nuestras vidas y de la historia de nuestro pueblo, abriéndonos a la luz de tu Persona y de tu mensaje!”

“Reconocemos una situación de crisis que marca nuestro tiempo y que se ha visto agravada por la pandemia. La crisis económica provoca un aumento grande en el número de los pobres y de los excluidos, la crisis social alimenta la grieta entre grupos que se enfrentan por ideologías, la crisis educativa golpea a generaciones de niños y jóvenes que quedan relegados en el camino de la educación, la crisis de la familia marca a muchísimos niños que no alcanzan el oxígeno del amor pleno”, enumeró. 

Ante tantas situaciones dolorosas, suplicó: “¡Muéstranos al Padre para poder decirle al mundo que es posible superar esta crisis si abrimos las puertas de nuestras vidas, de nuestras familias, de nuestra patria querida, de nuestras naciones, al Padre Dios!”.

“Necesitamos contemplarte para descubrirnos, encontrar horizontes, rectificar caminos y contribuir a la transformación de nuestra sociedad y de nuestro mundo. Queremos descubrirte en el corazón de tu Familia Santa de Nazaret, necesitamos escucharte para crecer como Iglesia en este mundo y en este tiempo, necesitamos la luz y la fuerza de tu Espíritu para ser ciudadanos responsables ¡Aquí estamos, Señor, ante Ti, ¡de la mano de tu Madre!”, exclamó.

“Son muchas las notas de nuestra época que afectan a la vida de familia, el descenso demográfico, el debilitamiento de la fe y de la práctica religiosa, una mentalidad antinatalista promovida por las políticas mundiales de salud reproductiva, y por la falta de coherencia de legisladores que se profesan cristianos, por la falta de una vivienda digna… Podríamos señalar otras notas pero permítanme destacar con el Papa la situación de la gran cantidad de niños que nacen fuera del matrimonio, que crecen sin la contención de papá y mamá… ¿Qué decir de los niños explotados sexualmente o que, incluso en los lugares en los que deberían ser contenidos sufren la humillante experiencia del abuso sexual, sea en la familia, sea en las escuelas, sea en comunidades o instituciones cristianas?”, lamentó.

“Frente a ello el Papa pide a las familias ser familias según el proyecto de Dios. Vivir intensamente el don de ser familia es una proclamación elocuente del Evangelio del amor y de la vida”, afirmó, y consideró que “necesitamos el testimonio del amor familiar”. 

Monseñor Cargnello se dirigió luego a los jóvenes, a quienes invitó a “vencer el miedo al sacramento del matrimonio”, ya que “optar por él es asumir con seriedad la identificación con la otra persona, muestra que ustedes son capaces de superar el individualismo adolescente y manifiesta la firme opción de pertenecerse el uno al otro”, aseguró. “Optar por el matrimonio expresa la decisión real y efectiva de convertir dos caminos en un único camino, pase lo que pase y a pesar de cualquier desafío”, añadió. 

“Contemplemos este misterio del amor matrimonial, recíproco entre los esposos y generoso en el don de los hijos, a la luz de la Sagrada Familia de Nazareth. En ella descubrimos que la presencia del Señor habita en la familia real y concreta, con todos sus sufrimientos, luchas, alegrías e intentos cotidianos”, animó. “Desde la presencia de Dios su amor atraviesa el vínculo cotidiano de la historia familiar. Allí se crece como hijo de Dios, allí se aprende a ser discípulo del Señor”, añadió, y animó a vivir este desafío cultivando la oración. 

El arzobispo se refirió luego a la necesidad de escuchar al Señor para crecer como Iglesia, para “reflejar en el corazón del mundo, el Misterio de un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo”. 

En ese sentido, invitó a “caminar juntos” en sinodalidad. “Una humanidad fuertemente interconectada y culturalmente globalizada desafía a la Iglesia. ¿Cómo responder hoy al desafiante mandato del Señor: ¡Vayan, anuncien el Evangelio!? Sólo caminando juntos”, sostuvo, y pidió que cada uno “coloque en su corazón de cristiano, a la Iglesia. Somos pecadores, todos somos pecadores, pero estamos llamados a la santidad. La suciedad que nos mancha no puede ahogar el deseo de felicidad que nos será colmado sólo cuando seamos santos. Ayudémonos mutuamente a recorrer ese camino que es el camino de los discípulos de Jesús y contribuyamos con nuestra capacidad de escucha a crear un clima de diálogo fraterno que nos haga una Iglesia comunión”. 

Finalmente, el prelado reconoció que necesitamos la luz y la fuerza del Espíritu para ser ciudadanos responsables. “El círculo del amor que nace en la familia y se amplía en la Iglesia se ha de abrir a las dimensiones de toda la humanidad. Los cristianos somos ciudadanos de este mundo, de esta patria”, remarcó. 

Para ello animó a ser coherentes, lo cual “tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables”, expresó en palabras de Benedicto XVI.

Más adelante, el arzobispo se refirió a la beatificación de fray Mamerto Esquiú, por lo que agradeció a Dios, y a quien describió “pobre y libre. Amigo tuyo, Señor Jesús y, por ello, capaz de amar a esta patria con pasión generosa. Vinculado a Salta por las familias que tienen su origen en la paternidad de su hermano Odorico. Resuena en esta hora su llamada a obedecer la Constitución como principio de vida y de organización social. Que él nos ayude a rezar por la Argentina y a contribuir con nuestro trabajo a la paz aportando nuestra cuota de justicia y de fraternidad”, pidió.

“¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Madre querida del Milagro! ¡Gracias a todos! Que la renovación del Pacto de Fidelidad sea una oportunidad para decirle al Señor: ¡recibe a los hermanos que se fueron a causa del Covid y líbranos de esta pandemia! Amén”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía