Sábado 20 de abril de 2024

La tenacidad de los cristianos en la búsqueda de la unidad del pueblo coreano

  • 26 de abril, 2018
  • Seúl (Corea)
En espera de la Cumbre Intercoreana, que será el escenario del histórico encuentro entre Kim Jong-un y Moon Jae-in, el cardenal Andrés Yeom, arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, resaltó la tenacidad de los cristianos en la búsqueda de la unidad del pueblo coreano y la reconciliación de la península, lo hizo en homilía pronunciada en la misa de la Reconciliación celebrada en la catedral de María Inmaculada, en Seúl, como viene celebrándose todas las semanas desde hace ya 23 años.
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En espera de la Cumbre Intercoreana, que será el escenario del histórico encuentro entre Kim Jong-un y Moon Jae-in, el cardenal Andrés Yeom, arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, resaltó la tenacidad de los cristianos en la búsqueda de la unidad del pueblo coreano y la reconciliación de la península, lo hizo en homilía pronunciada en la misa de la Reconciliación celebrada en la catedral de María Inmaculada, en Seúl, como viene celebrándose todas las semanas desde hace ya 23 años.

La celebración eucarística, fue la número 1.163 y contó con la presencia de monseñor Marco Sprizzi, encargado de asuntos de la Nunciatura, y los tres obispos auxiliares, Benedicto Son, Timoteo Yu y Job Koo, el presbítero Aquiles Chung, responsable del Comité para la Reconciliación Nacional de la arquidiócesis.

El cardenal Yeom comenzó su homilía recordando que en los últimos 23 años, "los fieles de nuestra diócesis nunca han dejado de reunirse en esta catedral, para celebrar esta Santa Misa, regularmente, cada 7 días, los días martes. Sobre todo en los últimos años, hemos celebrado esta Santa Misa con una ulterior intención de conservar nuestro corazón y rezar también por las 57 parroquias que estaban funcionando en el Norte antes de que el país fuese dividido".

El arzobispo destacó que "el objetivo de celebrar la Santa Misa por la reconciliación nacional no es otro que cumplir con ardiente celo la misión que hemos heredado del Señor, como fieles discípulos suyos, de trabajar duro para que cada quien de nuestro pueblo en la península coreana ?tenga vida y la tenga en abundancia?.

"Al observar el viento de la paz que se ha levantado recientemente sobre la península coreana, señaló el cardenal, no puedo sino expresar un profundo agradecimiento a Dios por esta Providencia que lo ha hecho posible", y añadió "Dios siempre recuerda las ardientes súplicas que le hemos ofrecido".

"Sobre todo, teniendo en cuenta la situación reciente, incluso con el riesgo de una guerra, a causa de la amenaza de las armas nucleares". Al respecto el arzobispo dijo que "creo que la cumbre Sur-Norte que se celebrará el 27 de abril ha de ser una invalorable oportunidad de gracia, que Dios ofrece a nuestro pueblo, que tan profundamente desea la verdadera paz".

El cardenal Yeom agradeció a los últimos Papas "por haber solicitado a las autoridades responsables de la construcción de la paz en la península coreana, que resuelvan correctamente las cuestiones actuales a través del diálogo, pidiendo a todos los pueblos de buena voluntad del mundo rezar por esta intención, cada vez que se presentase la ocasión".

El arzobispo agradeció especialmente al papa Francisco que ya durante su visita a Corea en 2014, en la homilía de la misa por la paz y la reconciliación que presidió en esa misma catedral de Myeong-dong decía: "Recemos para que surjan nuevas oportunidades de diálogo, de encuentro, para que se superen las diferencias, para que, con generosidad constante, se preste asistencia humanitaria a cuantos pasan necesidad, y para que se extienda cada vez más la convicción de que todos los coreanos son hermanos y hermanas, miembros de una única familia, de un solo pueblo. Hablan la misma lengua".

"Éstas fueron realmente palabras proféticas, que todavía resuenan en mi corazón", dijo el cardenal Yeom.

"Agradezco de corazón a nuestro Santo Padre", reiteró el arzobispo y también agradeció a las autoridades "que han llevado a cabo enormes esfuerzos para realizar este histórico encuentro y diálogo en la cumbre entre Sur y Norte".

"En semejante empresa ?concluyó- y antes que nadie, nosotros, los cristianos, cada uno de nosotros, debemos comprometernos a ser un instrumento de la paz, que es, sobre todo, un don de Dios. Aseguremos a nuestros Señor que nosotros seremos los primeros en ser "constructores de paz" y juntos, imploremos a Dios a través de esta Santa Misa, para que la cumbre Sur-Norte traiga frutos reales y permanentes, para la verdadera paz y para el auténtico desarrollo de nuestro pueblo".+