Jueves 21 de noviembre de 2024

La Santa Sede ratifica los tratados para proteger a los civiles de la radiación atómica

  • 22 de octubre, 2024
  • Nueva York (Naciones Unidas) (AICA)
El observador permanente del Vaticano ante la ONU alertó por el "riesgo significativo" de una liberación incontrolada de radiación ionizante, en medio del conflicto en curso en Ucrania.
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"La Santa Sede insta firmemente a la ratificación del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW) y del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE)", según lo expresó el observador permanente del Vaticano ante la ONU, monseñor Gabriele Caccia, al dirigirse a la 79º Sesión de la Cuarta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el "Tema 48 del programa: Efectos de las radiaciones atómicas", realizada en Nueva York.

El arzobispo comenzó su discurso expresando el aprecio de la Santa Sede por el importante trabajo realizado por el Comité Científico de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas (UNSCEAR), y por haber aumentado la conciencia sobre los efectos y riesgos de las radiaciones, contribuyendo así a mejorar los procesos de toma de decisiones.

Esa investigación, subrayó el observador permanente, "es esencial para apoyar los esfuerzos mundiales encaminados a proteger la seguridad y la salud frente a los riesgos asociados a la exposición a las radiaciones ionizantes".

Consecuencias para la salud y el medio ambiente
Ante el aumento significativo del uso de la tecnología nuclear, advirtió monseñor Caccia, "es crucial" que los Estados implementen políticas que consideren las potenciales consecuencias negativas de esos instrumentos para la salud y el medio ambiente.

Por ese motivo, expresó el apoyo de la Santa Sede al programa de trabajo del Comité, que pone un fuerte énfasis en una variedad de preocupaciones relacionadas con la salud, incluido el estudio de los efectos de las radiaciones ionizantes en los sistemas circulatorio, neurológico e inmunológico del cuerpo.

"Al priorizar la investigación en estas importantes áreas", razonó el nuncio apostólico, "se puede lograr una comprensión más completa del impacto de la radiación, facilitando así la implementación de medidas efectivas para salvaguardar la salud pública y el medio ambiente para las generaciones futuras". 

Daños a mujeres y niños
El Observador Permanente denunció los efectos nocivos, cada vez mejor documentados, de las radiaciones ionizantes resultantes del uso y ensayo de explosivos nucleares, en particular sobre las mujeres, los niños, los no nacidos y los pueblos indígenas.

"La Santa Sede -prosiguió- está alarmada por el importante riesgo de una liberación incontrolada de radiaciones ionizantes, en particular en relación con el conflicto en curso en torno a la central nuclear de Zaporizhia, así como en las proximidades de las centrales nucleares de Kursk".

"La posibilidad de que esas instalaciones se conviertan en un objetivo no sólo amenaza el medio ambiente", recordó el arzobispo Caccia, "sino que también pone en peligro la salud y la seguridad de las poblaciones cercanas".

Esa situación, instó, "exige atención y acción urgente para mitigar los riesgos asociados a las instalaciones nucleares en zonas de conflicto, garantizando que se priorice la seguridad de las personas y de nuestra Casa Común".

Necesidad de tratados
En ese sentido, monseñor Caccia reiteró el llamamiento de la Santa Sede para que se ratifique el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.

Esos tratados, subrayó el observador permanente, "son herramientas esenciales" para prevenir y reducir la exposición a las radiaciones nocivas, salvaguardar el medio ambiente y proteger a las víctimas inocentes de los efectos de la radiación atómica.+