Jueves 21 de noviembre de 2024

La iglesia más antigua de Tokio celebró su 150º aniversario

  • 3 de julio, 2024
  • Tokio (Japón) (AICA)
El arzobispo Isao Kikuchi presidió la misa de acción de gracias y, como esos "primeros misioneros", llamó a hacer renacer "la esperanza" en la sociedad actual, que está "envejecida y debilitada".
Doná a AICA.org

El arzobispo de Tokio, monseñor Tarcisio Isao Kikuchi, SVD, presidió la misa de acción de gracias por el 150º aniversario de la Iglesia de Tsukiji, también conocida como la antigua catedral de San José, el templo católico más antiguo de Tokio.

Fundada en noviembre de 1874 por la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, la iglesia sirvió inicialmente como catedral del obispo de Tokio, marcando la sede del vicariato apostólico del norte de Japón.

Con el establecimiento de la arquidiócesis de Tokio en 1891, la Iglesia de Tsukiji siguió funcionando como catedral hasta 1920, después de lo cual ese estatus le fue transferido a la Iglesia de Sekiguchi (catedral de Santa María).

La iglesia fue destruida por el gran terremoto de Kanto, en 1923, y posteriormente reconstruida, en 1927. Su diseño, inspirado en la catedral de Santa María Magdalena de París, refleja la estructura clásica de un antiguo templo griego, con una fachada que presenta seis columnas dóricas y un frontón adornado con tallas de lirios y rosas. El 1º de junio de 1999, la Iglesia de Tsukiji fue reconocida como uno de los edificios históricos de Tokio.

Una sociedad que envejece y necesita renacer
En su homilía, el arzobispo Kikuchi señaló que la Iglesia de Tsukiji fue fundada durante un período en el que todavía era difícil para los cristianos operar libremente, destacando que recién en 1873 se levantó la prohibición contra el cristianismo.

Reflexionando sobre las graves dificultades que afrontaron los primeros misioneros, dijo: "Hace 150 años, tanto los misioneros como los fieles deben haber enfrentado dificultades que hoy son inimaginables para nosotros".

Destacó, asimismo, el fundamento de esperanza y colaboración entre los misioneros extranjeros y los creyentes japoneses, sobre el cual se construyó la iglesia.

Al abordar desafíos sociales más amplios, el arzobispo Kikuchi comentó que la Iglesia Católica en Japón está lidiando con problemas tales como una población en declive y una sociedad que envejece. 

"La Iglesia vive en esta realidad, por lo que se ha convertido en una Iglesia centrada en los ancianos. Lo que antes era posible ya no es factible. Esto es una preocupación, pero al igual que los misioneros de hace 150 años, tenemos esperanza en medio de estas preocupaciones", dijo.

El arzobispo Kikuchi también lamentó los desafíos sociales más amplios, incluidos los conflictos en Ucrania y Gaza, y la falta de paz en Myanmar, una iglesia hermana de la diócesis de Tokio. 

"Las iglesias de Myanmar que alzan su voz por la paz han sido incluso objeto de ataques armados. Parece que el mundo está cada vez más dominado por una violencia que desprecia la vida. En situaciones como ésta, ¿qué puede hacer una iglesia que se está debilitando? Es fácil sentirse impotente", afirmó el arquidiocesano. 

Sin embargo, recordó a los fieles que los primeros misioneros hicieron avanzar el cristianismo en medio de la persecución, avanzando con firmeza. 

"Cuando nos sentimos impotentes, la tentación es retroceder a las glorias pasadas en lugar de seguir adelante. Pero el tiempo sólo avanza. Retroceder no es una opción", afirmó el prelado.

El arzobispo Kikuchi instó a los fieles católicos a seguir adelante con una actitud positiva. "Seamos una iglesia que haga brillar la luz de la esperanza. Esta luz se enciende con nuestro apoyo mutuo, nuestra sinodalidad, nuestra solidaridad y, lo más importante, la presencia del Señor, que camina con nosotros", dijo.+