"Iuvenescit Ecclesia" nuevo documento dirigido a los obispos sobre dones jerárquicos y carismas
- 14 de junio, 2016
- Ciudad del Vaticano
"Iuvenescit Ecclesia" (La Iglesia rejuvenece), es el título de la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe a los obispos de la Iglesia católica sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos para la vida y la misión de la Iglesia, publicada hoy y presentada esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede por los cardenales Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Marc Ouellet PSS, prefecto de la Congregación para los Obispos, junto con monseñor Piero Coda, miembro de la Comisión Teológica Internacional y la profesora María del Carmen Aparicio Valls, docente de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y miembro de la Institución Teresiana.
"Desde siempre el ser humano, constatando que todo está irremediablemente destinado a envejecer y acabar "dijo el cardenal Müller al principio de su intervención- buscó siempre algo o alguien que le ayude a mantenerse joven. Este es también el desafío que enfrenta una institución que quiere permanecer en la historia: mantenerse joven a medida que pasa el tiempo, es decir, renovarse, permaneciendo ella misma sin cambiar identidad ni adulterarse".
"El Evangelio menciona, en este sentido, un "vino nuevo", que debe estar "en odres nuevos". La fe cristiana -cuando es realmente acogida y custodiada - gracias al Espíritu Santo, tiene esta capacidad única de aportar novedades humanas y de hacer rejuvenecer"
"Esta "subrayó- es la perspectiva adecuada para la comprensión de la Carta a los Obispos de la Iglesia Católica "Iuvenescit Ecclesia (IE), sobre la relación entre dones jerárquicos y carismáticos, que se colocan de forma constitutiva al servicio de la vida y de la misión eclesial".
"El Concilio Vaticano II propuso esta hermosa verdad: ´El Espíritu guía la Iglesia a toda la verdad, la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos. Con la fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a la unión consumada con su Esposo´. La aparición de numerosos nuevos grupos, asociaciones y movimientos eclesiales, así como de tantos nuevos institutos de vida consagrada, después del Concilio Vaticano II, nos llevó a redescubrir concretamente el significado eclesial de esta declaración conciliar".
"A este propósito hay que observar que, si el brotar de los diferentes carismas nunca falló durante siglos de historia de la Iglesia, en la estación postconciliar fuimos testigos de un florecimiento inesperado de muchas de estas realidades, lo que favoreció también una reflexión sobre los carismas que no ha tenido igual en la historia de la Iglesia".
El documento presentado que asumió su fisonomía definitiva después de casi 15 años de reelaboración, como reveló el cardenal, quiere insertarse dentro de esa consideración de los carismas como un punto de referencia que facilita algunas pautas básicas con el fin de relanzar, de forma correcta y adecuada, esa reflexión.
"En particular "añadió- nos parece necesario ofrecer a los pastores y a los fieles un análisis seguro y alentador de la relación entre estos dones, que dan vivacidad a la vida de la Iglesia, sobre todo tras el surgir en el pasado reciente, de los "movimientos" y de las nuevas comunidades eclesiales".
"El propósito de este documento "concluyó- es favorecer -a través de un conocimiento profundo de los elementos esenciales relativos a los dones jerárquicos y carismáticos, y más allá de cualquier oposición estéril o yuxtaposición- su comunión ordenada, su relación y su sinergia de cara a un renovado impulso misionero eclesial y de esa ´conversión pastoral´, a que nos llama continuamente el papa Francisco.
Los dones jerárquicos y los carismáticos en la misión de la Iglesia
Por su parte el cardenal Ouellet, señaló que la relación entre dones jerárquicos y carismáticos permiten que la Iglesia "proclame la alegría del Evangelio y despierte la adhesión de los fieles, y también de los no creyentes, no por proselitismo sino por atracción". Añadió que este documento promueve en base a los criterios bíblicos y teológicos y al Magisterio de la Iglesia.
Y si bien en la historia de la Iglesia se registraron cismas debido a doctrinas apocalípticas, "asociadas a una misteriosa era del Espíritu Santo", la Lumen Gentium supera enteramente esta realidad problemática distinguiendo entre dones jerárquicos y carismáticos, y subrayando "su diferencia en la unidad".
Recordó la co-esencialidad entre ambos dones, como reiterado por Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. "En definitiva -concluye- es posible reconocer una convergencia del reciente magisterio eclesial sobre coexistencialidad entre dones jerárquicos y carismáticos".
Al concluir, el cardenal señaló que no obstante las tensiones inherentes, los frutos son muy superiores a las dificultades.+